República Checa: 25 años después
Por: Jorge Guillén. Profesor del MBA y de los Programas en Finanzas de ESAN Graduate School of Business.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de realizar una visita académica con motivo de la Semana Internacional de VSE University (Prague University of Economics and Business). Regresé a Praga luego de 25 años, la primera vez fue cuando terminaba mi maestría en la Universidad de Viena en intercambio con Alicante-España.
En 1999, Checoslovaquia estaba dejando de existir e iniciaba la transición al capitalismo y el viaje de Viena a Praga era un retroceso en el tiempo. Esto debido a que Chequia pasaba a una transición de comunismo al capitalismo. No se observaba modernidad ni muchas visitas de turistas en las calles de Praga, a pesar de que esta ciudad siempre ha conservado sus monumentos históricos medievales que fueron bombardeados por error durante la Segunda Guerra Mundial (EE.UU. se equivocó pensando que era Dresden – Alemania, fue un mal cálculo en los radares de los aviones americanos).
En la época del comunismo (1945-1989) pasar de Viena a Praga implicaba una revisión de los productos del capitalismo occidental y al atravesar la cortina de hierro, los gobiernos comunistas decomisaban cualquier señal del capitalismo. Todos vestían y consumían lo mismo. Por el contrario, en 1999, pasar de Praga a Viena implicaba una revisión de productos baratos que pudieran provenir de Europa del Este. Es decir, la situación de confiscación se revirtió. En 1999, el turismo era muy poco desarrollado en Praga. Esta actividad estaba concentrada en alemanes, que iban a la República Checa para pasar una suerte de “Spring Break”. Todo era mucho más barato en Praga, pero sí había que tener cuidado porque no había una economía de mercado organizada y regulada, y surgían muchos timadores.
Ahora en el 2024, Praga es una ciudad muy turística a pesar de las barreras climatológicas de inicios de año. El sistema de tranvías y metro funcionan a la perfección, con el uso de la tarjeta de crédito y un adecuado manejo del inglés en la mayoría de la población. Hay otras ciudades relevantes en la República Checa como Brno y Pilsen, pero no tienen la internacionalización de la capital. La República Checa sigue dependiendo de una Alemania integrada (la cuarta potencia mundial en el ranking de PBI) y dos tercios de sus exportaciones van hacia la potencia del norte de Europa. La República Checa no es dependiente de materias primas y tampoco tiene salida al mar. Es un ejemplo de un adecuado desarrollo de capital humano sin depender de los precios de materias primas. Chequia produce autos como Skoda y una serie de electrodomésticos que son exportados mayormente hacia Alemania y algunas partes de Europa. Chequia es un ejemplo de la importancia de la generación de valor agregado en las economías. Un ejemplo de esto último es Alemania, que luego de la Segunda Guerra Mundial fue destruida y pagó por sus errores. La recuperación alemana se explicó básicamente por su capital humano, a pesar de la fuerte migración alemana hacia América. Brasil puede tener todos los recursos naturales, pero no tiene el capital humano que le permita despegar, lo mismo pasa con nuestra realidad.
En consecuencia, este recurso no se adquiere de manera instantánea, sino que demanda una inversión constante en salud y educación a lo largo del tiempo. El nivel de instrucción es el factor distintivo entre naciones desarrolladas y en desarrollo. Por lo tanto, la acumulación de capital humano resultará fundamental para definir el crecimiento y el progreso económico de nuestra nación.