El tránsito del auditor interno hacia el asesor de confianza
Los mercados emergentes, en donde interactúan gran parte de las empresas, se ven obligados a reaccionar rápidamente frente a situaciones que demandan decisiones asertivas e innovadoras, no son ajenas las áreas de Auditoría Interna (AI), las cuales están expuestas a demostrar inmediatez en la adaptabilidad a los cambios en los negocios como en las expectativas de los diversos stakeholders de la organización.
En esa línea, los grupos de interés demandan líderes de AI mucho más eficaces que antes, con capacidad no sólo de proveer aseguramiento respecto al cumplimiento de normas y procedimientos mínimos de control interno, sino también como un proveedor de valor que haga las veces de “asesor de confianza” y/o “asesor de cabecera”.
De igual forma, las nuevas exigencias regulatorias, la seguridad de información, la expansión geográfica, el cambio en los negocios, así como la formalización de nuevas adquisiciones corporativas, entre otros; exigen al área de AI respuestas creativas a corto plazo como resultado de las crecientes y variadas apariciones de un universo de riesgos cada vez mayor y diferenciado, que debe contar con una respuesta acorde con el perfil de riesgos de la corporación.
Es por ello que todas las organizaciones que planean desarrollar una función de AI con aporte de valor hacia la toma de decisiones que impacten en el negocio, deberían consultarse: (i) ¿Las expectativas de sus principales Stakeholders están alineadas a un contexto real con resultados positivos? (ii) ¿El aumento de las expectativas exigen un aumento de las destrezas/capacidades de la función de AI?
En ese sentido, diversos estudios publicados en el 2016 sobre el estado de la profesión de la AI señalan que más de la mitad de los entrevistados consideran que la función de esta área actualmente contribuye de manera significativa en el negocio; sin embargo, hay aún un largo trecho que transitar, sobre todo en los mercados emergentes. Para ello, un asesor de confianza debe desarrollar y optimizar atributos que le permitan desempeñarse con éxito en diferentes escenarios, siendo el liderazgo fundamental, acompañado de la capacidad para lidiar con los cambios constantes del mercado.
Los estudios destacan cinco características eficaces, que todos los Directores de AI deben adoptar:
- Crear y perseguir una visión: el verdadero norte en la función de AI debe estar totalmente alineado con la visión y misión de la organización.
- Identificarse con el negocio de manera significativa. Los responsables de AI eficaces se diferencian por su identificación y entendimiento, de manera significativa, con el negocio, su industria y sus particularidades.
- Desarrollar y retener talento adecuado: la transformación de los negocios y las situaciones complejas continúan evolucionando, y para ello se necesitan nuevas habilidades que permitan a los auditores internos tener mejores enfoques en sus proyectos. Por lo tanto, la figura de co-sourcing (trabajo conjunto con consultores externos) llega a formar parte de las estrategias de talento y transferencia de conocimiento en las compañías debido a la interacción entre ambas partes.
- Buena comunicación: la importancia tanto de una adecuada y oportuna comunicación a todo nivel, siempre concisa y objetiva, como el valor de desarrollar talentos que se conviertan en agentes de cambio que logren establecer una relación de confianza con la Alta Gerencia.
- Facultar la función de la Auditoría Interna: la manera de impulsar la posición de la AI en la organización está relacionada con el involucramiento del líder del área con todos los principales ejecutivos de la organización, estableciendo una cultura de apoyo sobre la importancia de un fuerte ambiente de control interno.
En este sentido, el liderazgo es un ingrediente clave en toda organización, incluyendo la función de AI como agente de cambio y búsqueda de ideas innovadoras tanto en su labor natural de aseguramiento de la efectividad del control interno, así como en la búsqueda de roles de vanguardia como asesor de confianza. Recordando a Napoleón Bonaparte: “un líder es un negociador de esperanzas.”