Porqué fracasan las empresas
Lo contrario a fracasar es triunfar. Y si el título de este artículo habla de fracaso y no de éxito, es porque quizás muchas veces nuestro foco esta en el lugar equivocado y no nos damos el tiempo de hacer la tarea. Todos soñamos con grandes resultados, pero no debemos olvidar que estos son consecuencia de hacer una serie de cosas bien, muchas veces a la vez. Imaginemos a un malabarista intentando mantener un sinnúmero de bolas dando vueltas en el aire para que ninguna caiga.
Por ello, quería compartir aquí algunas ideas de porqué, desde mi experiencia, fracasan las empresas. Sin duda no son las únicas razones, pero probablemente si analizamos el trasfondo detrás de cada fracaso, llegaremos a la conclusión de que alguno de estos elementos de una u otra forma estuvo allí presente. Aquí van y espero sirvan de referencia y ayuda:
1. Falta de alineamiento entre el propósito de la empresa y lo que hace, o, si no tiene un propósito, falta de alineamiento con alguna razón de ser mínima que de sentido a su existencia. Aquí, no me refiero realmente a perder la brújula, que también puede suceder, sino sobre todo de tener claro porqué estoy yendo hacia ese destino elegido. ¿Es realmente ese “norte” mi norte? ¿Lo que hago realmente responde a mi propósito?
2. Falta de una hoja de ruta, un plan estratégico, que defina (aterrice) claramente las acciones necesarias para ejecutar la visión y hacer realidad el propósito de la empresa. Sin duda que estas acciones tengan objetivos claros y medibles. Muchas empresas están muy metidas en la operativa, el corto plazo, el día a día, inclusive mirando un lindo tablero de control (que inclusive tiene varios semáforos en rojo), pero se olvidan de sacar la cabeza del agujero para mirar más allá y reflexionar: ¿dónde estoy? ¿es este el camino? ¿qué estoy haciendo mal (causa raíz)? ¿lo puedo hacer mejor? ¿cómo puedo llegar más lejos?
3. Mala gobernanza, desde el propio diseño organizacional, hasta la lógica en la toma de decisiones o la asunción de responsabilidades. En la medida en que no haya un orden y estructura correcta, o en la medida en que el diseño de la organización sea difícil de entender por el colaborador y, además, difícil de ejecutar a nivel de los procesos más simples (la interacción diaria y natural entre personas) se generarán conflictos de todo tipo que condicionarán la fluidez del negocio. Una organización que no está bien diseñada para atender su negocio e implementar su hoja de ruta difícilmente crecerá sosteniblemente.
4. Falta de capacidad para atraer, retener y/o promover talento, a partir del ideal de poner al ser humano en el centro empezando por nuestros colaboradores. Alcanzar este objetivo está directamente relacionado con los valores y la cultura de la empresa, el liderazgo, el trato, la comunicación, la equidad e inclusión, la meritocracia, el crecimiento personal y profesional, y como consecuencia de todo ello el clima laboral. Por supuesto, está cada vez más relacionado con la afinidad que tengan los colaboradores con el propósito. Finalmente, también tiene que ver con la capacidad de la empresa de ilusionar a su gente con un proyecto empresarial que merezca la pena el esfuerzo.
5. Mala lectura del momento de la empresa en el mundo. Todas las empresas pasan por picos y valles, que mucho tienen que ver con los propios vaivenes del mercado (afectados por la coyuntura política, social y económica local y/o internacional), pero sobretodo con sus propias decisiones (buenas o malas). Tener un enfoque en stakeholders, escuchar, saber identificar esos puntos de inflexión (momentos de la verdad) en el horizonte, prepararse o adelantarse a ellos, es clave. Por supuesto, es imposible estar listo para todo, por eso es fundamental sembrar hoy para cosechar mañana, guardar pan para mayo, dar sin esperar recibir nada a cambio, construir reputación para enfrentar el día menos pensado, pensar en nuestro impacto más allá de los resultados (personas y planeta), entre muchas otras ideas.
Seguramente, si me has seguido hasta aquí, estarás pensando que a todos estos elementos les falta algo, un factor catalizador, y sí ese es el liderazgo: consciente, transformador, de impacto. Encontrar el equilibrio entre todos estos factores, generar resultados económicos y financieros competitivos en el largo plazo y, además, hacerlo de manera sostenible, poniendo al ser humano en el centro, es una tarea titánica. Las empresas necesitan de líderes que sepan entender su responsabilidad para con todo esto y sean capaces de inspirar, organizar, articular, motivar, dirigir, empoderar, ilusionar a un equipo que lo acompañe en la travesía.
Para terminar, compartir una reflexión. En el mundo de hoy gestionar una empresa es vivir la experiencia de una montaña rusa. Se puede fallar, no creo que se trate de eso. Si de aprender, corregir y hacerlo mejor la próxima vez (ojalá rápido). Y si lo vemos así, este es más un ejercicio de humildad que de ego. Espero todos estos insights sirvan de guía.