Hacia una Empresa con Propósito
A raíz de un muy inspirador artículo del gran Xavier Marcet (A Otro Nivel), donde habla de cómo llevar a la empresa a otro nivel (más humano, de triple impacto), quisiera sumar algunas reflexiones desde mi propia experiencia para guiar ese camino de transformación hacia “una empresa que valga la pena”.
Según Marcet una empresa vale la pena cuando adopta un management humanista, se preocupa genuinamente por su gente, genera progreso y equidad (¿justicia?), y crea valor, no sólo económico sino también social (¿inclusión?) y medio ambiental (regeneración). Se trataría entonces de lo que nosotros conocemos como una empresa con propósito.
Ahora, ¿cómo pasar a otro nivel? Personalmente, propondría que la empresa adopte los principios del Capitalismo Consciente (propósito elevado, liderazgo consciente, enfoque en stakeholders y cultura consciente) y los lleve a la práctica con la ambición de convertirse en una empresa B (B Corporation) y porqué no en un lovebrand (una empresa amada por todos sus stakeholders porque ellos saben que a la empresa les importan de verdad).
Afrontar esta travesía requiere de líderes conscientes que, con determinación, decidan dar ese salto cualitativo, trascendental, hacia un futuro mejor, sostenible, uno que como consecuencia terminará impulsando también un salto cuantitativo (cuántico) en los resultados de la empresa. Para ello, e inspirado en el artículo de Xavier Marcet, propongo algunos tips para aquellos líderes que quieran impulsar este gran salto:
1. Entender el momento: identificar ese momento donde las cosas no están bien o pueden estar mejor, donde se pierde tracción y se abre una oportunidad (sea por convicción o necesidad), porque lo otro (no cambiar) conlleva un riesgo mayor. Si no lo puedes ver estoy seguro que alguien más sí, escúchalo y actúa.
2. Volver al propósito: regresar al propósito, sea porque lo perdimos o sea porque nunca lo tuvimos realmente y se hace necesario proponer uno nuevo. Todas las empresas necesitan un propósito claro y tangible que las haga soñar en grande, creer y movilizarse.
3. Identificar la palanca que moverá tu empresa (tu mundo): en mi caso lo fue apostar por las personas (equidad e inclusión y clima) como pilar fundamental desde donde construir un proyecto común y pivotar el resto de ejes. Identifica ese elemento diferencial que puede catapultar a tu empresa.
4. Definir y compartir una visión: materializar el sueño de un futuro mejor para todos, una visión de largo plazo que genere “engagement” y cohesione a toda la gente alrededor de ella (y una hoja de ruta, un plan estratégico y una gran ambición). Luego, por supuesto, comunicar la visión a todos, compartir el porqué de ese sueño y cómo va a beneficiar a cada uno (incluso a todos los stakeholders).
5. Impulsar el cambio: motivar, movilizar, acompañar, empujar. El camino a la trascendencia no es fácil, es uno de altos y bajos, y hay que estar preparado para ello. También, porque siempre habrá gente que quiera cuestionarte al más mínimo fracaso. En este sentido, asume que el diablo muchas veces esta en los detalles. No los descuides y nunca pierdas la fe.
“Hay muchas empresas que ya han demostrado que saben ganar dinero sostenidamente (…). Su otro nivel es convertirse en una empresa que valga la pena”. Este es el nivel de la trascendencia y requiere transformar a la organización en una empresa con propósito. Pero para eso, como bien dice Xavier Marcet, necesitamos de líderes que estén dispuestos a pasar a otro nivel, el de creo un liderazgo consciente, humano, de impacto. ¿Te animas a dar el salto?