¿Puede una ciudad entera cambiar a luces LED?
Durante los últimos años, las luces LED han ganado mucha popularidad gracias a la buena calidad de la luz que emiten y su consumo bajísimo de energía comparado con las lámparas tradicionales. Pensemos, por ejemplo, en la última generación de televisores LED, en los focos de coches modernos o en las nuevas bombillas usadas en el ámbito casero. Hoy en día, muchas luces LED tienen una vida útil de más 20 años y consumen un 80% menos de energía para generar la misma intensidad de luz. Con ahorros así, ¿qué pasaría si una ciudad entera se cambiara a la tecnología LED?
Eso mismo fue lo que hicieron las autoridades municipales de Ensenada (México). Se aliaron con una empresa privada y reemplazaron un total de 25.000 farolas ineficientes por luminarias LED de alta eficiencia. Este innovador proyecto se espera reducirá en un 60% los gastos de alumbrado público del municipio. Lo que es más, las mejoras no tienen ningún costo inicial para la ciudad, ya que la inversión se financia a través de los ahorros de energía que se generan con las luces LED.
En América Latina se estima que hay un total de 25 millones de farolas que podrían reemplazarse. Modernizarlas supondría un ahorro potencial de US$2.000 millones al año. Con este tipo de incentivos y dada la mayor asequibilidad de las luces LED de alta calidad, nosotros prevemos que éste será uno de los sectores de la región con más crecimiento en los próximos años.
Entonces, ¿por qué no todas las municipalidades están siguiendo el camino trazado por Ensenada? El reto principal es que la mayoría de los municipios de la región no tienen el presupuesto para comprar las luminarias LED y tampoco cuentan con el acceso necesario a financiamiento.
Las autoridades municipales de Ensenada lograron superar este obstáculo a través de una alianza con Optima Energía. Esta compañía proveedora de servicios energéticos actúa como facilitador y ofrece una combinación de servicios de ingeniería y soluciones financieras. Así, la ciudad puede costear las mejoras en el alumbrado público a través de los ahorros generados por las nuevas luminarias LED.
Por su parte, Optima Energía y otras compañías pioneras del mismo rubro también encuentran dificultades a la hora de obtener recursos. Para apoyarlas, la Corporación Interamericana de Inversiones (CII) está ofreciendo un paquete de financiamiento hecho a medida del sector. Mediante su Facilidad para Energía Limpia y el Clima, la multilateral financia proyectos innovadores que aprovechan tecnologías establecidas pero de uso todavía limitado en América Latina y el Caribe.
A través de operaciones como la que se realizó en Ensenada, la CII no solo demuestra la viabilidad de este modelo de proyecto, sino que también abre el camino para nuevas inversiones. A tal efecto, la multilateral mezcla su propio capital con recursos aportados por donantes mediante el Fondo Climático Canadiense, el Fondo Nórdico de Desarrollo y los Fondos de Inversión en el Clima. La Facilidad de la CII es un mecanismo de financiamiento que respalda proyectos altamente replicables y escalables en mercados incipientes donde se espera lograr un crecimiento significativo en el corto y medio plazo.
El alumbrado público es uno de esos mercados. Hay una necesidad importante de modernizar la iluminación de muchos municipios y son proyectos cada vez más atractivos para las empresas del sector energético como Optima Energía.
Los 25 millones de farolas que se podrían reemplazar en la región requieren una inversión estimada de US$13.000 millones y cada vez hay más empresas interesadas en la exploración de este mercado. El sector bancario, sin embargo, aún está adaptándose al riesgo crediticio de estos proyectos. Por eso el modelo de financiamiento de la CII juega un papel catalizador, ya que impulsa soluciones innovadoras que generan nuevos negocios para la región.
Además de los incentivos económicos para las municipalidades, la modernización del alumbrado público también arroja beneficios evidentes para el clima. El proyecto de Ensenada evitará 150.000 toneladas de emisiones de dióxido de carbono a lo largo de los próximos 20 años. Dado que para 2030 el gobierno mexicano se comprometió a reducir en un 25% sus emisiones de efecto invernadero, el proyecto de Ensenada representa una contribución importante a la reducción de la huella de carbono del país.
Lo que es más, el alumbrado público también fomenta comunidades más seguras y, en el caso de Ensenada, hasta contribuye al empoderamiento de la mujer: Optima Energía puso en marcha un programa de prácticas dirigido a mujeres estudiantes de ingeniería con el fin de que puedan ganar experiencias en un sector de crecimiento donde cuentan con baja representación.
Al igual que Ensenada, muchos otros municipios están empezando a darse cuenta del potencial de la tecnología LED. Sólo en México hay cerca de 2.000 sistemas de alumbrado público que se tienen que modernizar. Es una inversión que asciende a un total de más de US$4.000 millones y la CII está trabajando con Optima Energía para replicar el proyecto de Ensenada en otras ciudades del país.
Entretanto, este modelo de proyecto está despertando interés mucho más allá de las fronteras mexicanas. Países como Brasil, Chile y Colombia cuentan con mercados en crecimiento con una demanda importante por un alumbrado público más eficiente. A medida que los municipios allí y en otras partes de la región sigan el ejemplo de Ensenada, las comunidades locales y el medio ambiente cosecharán los beneficios.
Esta columna fue originalmente publicada en el blog “Negocios Sostenibles” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)