Buenos trabajos contra la exclusión
Por Manuel Urquidi
¿Recuerdas lo difícil que fue conseguir tu primer trabajo? ¡Pues imagínate lo complicado que sería si, además, provienes de algún grupo en riesgo de exclusión social –porque eres madre soltera, pobre o indígena– o si no conoces a gente que te ayude! Por eso, diversos países han creado programas de capacitación orientados a facilitar que los colectivos con menos oportunidades puedan encontrar un empleo. Pero, ¿cuáles son los ingredientes necesarios para que estos programas sean eficaces? Creo que hay tres factores que juegan un papel clave para el éxito.
1. Dar una oportunidad a grupos vulnerables con coste cero para la empresa. En los últimos dos años, el Programa de Apoyo al Empleo de Bolivia (PAE) ha permitido que más de 3.000 jóvenes se hayan capacitado y luego hayan conseguido un empleo en sectores punteros como el de la aviación o el de las nuevas tecnologías. El PAE apoya a los participantes del programa dándoles un sueldo durante los meses que dura la capacitación y cubriendo gastos como el desplazamiento a la empresa. Para las poblaciones en riesgo de exclusión social, éste es un aspecto esencial. Sin ese apoyo no pueden ‘permitirse el lujo’ de invertir 3 meses formándose a tiempo completo. Pensemos, por ejemplo, en madres solteras que tienen que garantizar un sustento para sus hijos, o en un joven de una zona rural que no puede pagarse su estadía en la capital mientras se capacita. Ese sueldo base es clave para que el curso de capacitación deje de ser un muro infranqueable y se convierta en el primer escalón de una carrera profesional de éxito.
Vea el video ‘Jóvenes de Altos Vuelos’, sobre el Programa de Apoyo al Empleo de Bolivia (PAE)
2. Ofrecer la capacitación ‘en planta’, en la misma empresa que está necesitando trabajadores calificados, para seguir creciendo. Esto permite que la formación sea muy específica y se ajuste exactamente a las necesidades de la empresa. De esta manera, aumentan significativamente las probabilidades de que el empresario se decida a contratar a los asistentes al curso, si demuestran que han asimilado los contenidos y desempeñan su trabajo eficientemente. La capacitación se convierte así en algo parecido a unas prácticas remuneradas o un ‘contrato a prueba’ con formación incluida.
3. Diseñar el programa muy de cerca con el sector empresarial. La mejor manera de garantizar la pertinencia de la formación es que sea muy acorde a las necesidades de desarrollo y expansión de las empresas. Se trata de acertar en la identificación de las demandas de personal y diseñar módulos de capacitación que encajen bien en esas necesidades. Así se consigue que esos trabajadores recién formados aporten valor a la compañía y el empresario pueda ofrecerles un contrato apostando a caballo ganador.
Todavía queda un largo camino por recorrer en nuestra región para crear oportunidades laborales, buenos trabajos, para todos. Pero historias como las que Roly y Nadyd nos cuentan en este video demuestran que, invirtiendo en programas bien diseñados, podemos construir un futuro mejor.
Esta columna fue originalmente publicada en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)