¿Cambios en el Lava Jato Peruano? 25.06.18
El nuevo Fiscal de la Nación ha anunciado cambios, por lo que es un buen momento para evaluar el desempeño de la Fiscalía en su desafío más importante, el caso Lava Jato (LJ).
El aspecto más importante es la decisión de investigar el caso a través de dos equipos diferentes que no coordinan entre si y que siguen estrategias marcadamente diferentes. De un lado se encuentra el equipo liderado por Hamilton Castro, que investiga los casos de corrupción de funcionarios por las constructoras brasileras. Que es el que cuenta con mayores recursos y atención. Y del otro el equipo liderado por Rafael Vela, de lavado de activos, en el que se encuentran los casos de los ex presidentes y Keiko Fujimori. En el equipo de lavado de activos “ tuvimos que hacer un plan paralelo estratégico: activar la cooperación internacional” manifestó Vela (1). Al aprovechar los avances ya logrados por
las autoridades brasileñas , el equipo de lavado de activos avanzó más rápido. O en palabras de Vela “las investigaciones tienen una velocidad diferente”. Además existen diferencias públicas entre los dos equipos . Es así que cuando los fiscales de Lavado de activos en febrero viajaron a interrogar a Barata solo pudieron hacerlo en los casos de los financiamientos electorales a los Humala y Fuerza Popular. No pudiendo interrogarlo sobre las irregularidades en los megaproyectos de inversión porque eso era responsabilidad del equipo de Castro. Al preguntarle a Vela porque el otro equipo no activa la cooperación internacional con Brasil, este respondió que “si no lo hacen es porque es incompatible con sus estrategias y sus decisiones autónomas” (2). En otras palabras. Pablo Sánchez no pudo, o no quiso, poner orden y coordinación entre los dos equipos. Lo que obviamente ha perjudicado el trabajo del caso LJ. Es que el pecado original de Sánchez fue asignar el Caso LJ a dos equipos diferentes. A diferencia del caso brasilero, en el que más de cien fiscales constituyeron un solo equipo, con unidad de mando, coordinando entre ellos y sin las públicas diferencias de opinión existentes en el caso peruano. Ahora el nuevo Fiscal de la Nación Chavarry ha anunciado que previa evaluación racionalizará y fusionará ambos equipos, y habrá unidad de mando. Sin embargo al referirse a la corrupción en la Fiscalía en el pasado, manifestó que eso era “innegable” , afirmando que “inclusive hoy tenemos corrupción” y que hay un promedio de 8 a 10 fiscales por mes con pedido de destitución (3). Por lo que teniendo en cuenta las características del Caso LJ ,hay que tener mucho cuidado con el personal a nombrar o ratificar, el que debe de ser no solo eficiente y con experiencia sino comprobadamente honrados. Sobre todo si se le han otorgado a la Fiscalía nuevas funciones muy importantes, como reducir o inclusive eliminar las reparaciones civiles. Otro elemento negativo en la gestión de Sánchez ha sido la evidente falta de transparencia, sobre todo en el equipo de Castro. Lo que se quiere maquillar a última hora. Al respecto Chavarry ha enfatizado que “aquí no habrá una política de secreto, sino de transparentar todo lo que se va a hacer”(3). En esta, como en otras promesas de Chavarry habrá que ver para creer. Finalmente la Fiscalía ha avanzado a un ritmo no solo demasiado lento sino priorizando excesivamente el tema de los aportes electorales sobre la profundización de las investigaciones sobre los diversos contratos y proyectos de Odebrecht (Odb). Lo cual le convenía a Odb, porque mientras el primer tema no tiene ningún impacto sobre el monto final de la reparación que tendrá que pagar Odb, el segundo sí la tiene.
(1) EC 22.04.18 (2)G 22.02.18 (3) Hildebrandt en sus 1322.06.18