Presiones, regiones y megaproyectos 10.10.17
La semana pasada la Comisión Lava Jato entrevistó a la ex jefa de gabinete de PPK (Cecilia Blume) , y surgieron algunos argumentos referidos a la aprobación de la carretera Interoceánica Sur (IOS), que es necesario destacar. Es así que se argumentó que ante la movilizaciones populares de la zona de influencia de la IOS, el Congreso aprobó el proyecto de la Ley 28214. La que declaraba de necesidad pública, interés nacional y ejecución preferente la construcción y asfaltado de la IOS . El que fuera observado por el Ejecutivo, pero el Congreso insistió y lo convirtió en Ley. Las presiones populares han sido el caballito de batalla para aprobar una serie de elefantes blancos a lo largo de nuestra historia. Que todavía sigue vigente , como son los casos de la Nueva Refinería de Talara (presión del norte, que mayoritariamente apoyó a Keiko Fujimori) y del Gasoducto Sur Peruano (presión del sur, que mayoritariamente apoyó a PPK). Sin embargo existen numerosos proyectos de interés nacional que no se han ejecutado. Por lo que es indispensable que pare esta tendencia a aprobar megaproyectos por presiones populares sin efectuar los indispensables estudios de pre inversión. Otro argumento que surgió para defender la aprobación de la IOS fue : “ lo que sucedió es que, dentro del SNIP, se decidió no efectuar la evaluación. Porque nunca se sabe qué es primero , el huevo o la gallina. Es sumamente difícil saber qué es primero, hacer una carretera para abrir mercado; o esperar que haya mercado para hacer la carretera”. También se argumentó que las carreteras no son rentables en un principio.
Como es obvio, resulta indispensable efectuar sólidos estudios de demanda antes de iniciar cada obra, para ver si se justifican las mismas. Y este no fue el caso de la IOS; que tampoco es rentable a pesar de los largos años transcurridos desde que se inició la carretera. Lamentablemente el argumento del huevo a la gallina se pretende seguir utilizándolo . Es así que en el Comercio (21.08.17); la ministra Aljovin vuelve a repetir el catecismo de esa época : “Nuevamente volvemos a qué es primero: si la infraestructura o el mercado, y esa discusión la tuvimos en la época de Camisea, la tuvimos con las carreteras.” Pero justamente Camisea es el peor ejemplo, porque ya existía un mercado potencial para el gas. Es por ello que el ducto se llenó mucho antes de la fecha prevista. Y ese argumento de ninguna manera se puede utilizar nuevamente para el nuevo gasoducto . Porque a pesar del impresionante monto de la concesión NO se efectuó un estudio de demanda, porque esa no existe para el dimensionamiento de dicho proyecto. Sobre todo si a pesar de todas sus desventajas , el gasoducto se decide llevar adelante sin un radical redimensionamiento. Además se deberá de demostrar a la opinión pública los estudios que evidencien que el proyecto tiene demanda suficiente ; que es rentable y que su producto tendrá un precio menor que el producto importado. Sino los contribuyentes estaríamos subsidiando al gasoducto durante la etapa de construcción y durante la etapa de operación. A diferencia de la nueva refinería de Talara, en el gasoducto no existe el pretexto del costo hundido, que según el gobierno más costaba parar la refinería que continuar con el proyecto. Veremos si la PCM Araoz cumple su promesa de gestionar eficientemente y transparentemente los recursos públicos; o si primará la politiquería.