A no defraudar las expectativas 12.04.16
Conocidos quienes serán los participantes en la segunda vuelta , y pasado el “susto” que el debate central hubiera estado caracterizado por el cuestionamiento a los pilares del modelo económico; ahora el principal peligro puede estar dado por el polo opuesto. Creer que ahora pasamos a una etapa de “business as usual “ y dejar para el futuro algunos pequeños ajustes al modelo. Se necesitan urgentes cambios ; y ahora que se tiene una importante mayoría a favor del modelo en el Congreso, resulta indispensable aprovechar el período de gracia del que goza inicialmente un gobierno (que cada vez es más reducido) para en los primeros meses lograr aprobar las reformas que se requieren para aumentar la competitividad, reducir la inequidad y sentar las bases para asegurar un crecimiento de largo plazo. Asimismo, como la experiencia reciente lo ha evidenciado, es crucial aprobar una profunda reforma política. Y el momento para hacerlo es en la etapa inicial del siguiente Gobierno. Y de ninguna manera debemos de olvidar el mensaje que nuevamente el trapecio andino, que agrupa a las regiones más pobres del país y que tienen el mayor potencial minero futuro, nos transmitió al favorecer a Veronika Mendoza. Lo mismo se puede decir de Cajamarca.
Y si bien la primera etapa estuvo caracterizada por las propuestas populistas y los numerosos agravios que se lanzaban los diversos candidatos; ahora que ya se ha aclarado el panorama y que tanto Keiko Fujimori (KF) como Pedro Pablo Kuczynsky ya han expresado su deseo que la segunda vuelta se caracterice por las propuestas, esperemos que esta sea la nota característica y que no se caiga en la tentación de reiniciar una nueva guerra sucia .
Es que tanto KF como PPK ya deben de tener sendos equipos trabajando exclusivamente en las reformas (sustentación de las mismas; textos a presentar al Legislativo, etapas de la implementación de las mismas, etc) a presentar apenas instalados en el gobierno.
En lo que al próximo Congreso se refiere, resulta evidente que a pesar de la históricamente elevada bancada del Frente Amplio , éste se ubicará más a la derecha que el actual Legislativo. Para empezar ya no existirá la bancada nacionalista (supuestamente de izquierda , que se inició con 47 integrantes) , aunque esta , a diferencia de la del FA, no tenía ninguna consistencia ideológica y terminó con solo 27 miembros. Más bien el peligro podría estar por otro lado, que teniendo en cuenta la aplastante mayoría que tendrá Fuerza Popular (68 escaños) , los indispensables pesos y contrapesos que caracterizan a una democracia no se respeten. Sin embargo, teniendo en cuenta los compromisos asumidos por KF hasta la fecha, este no parecería ser el caso. Por ejemplo en el compromiso suscrito por ella en el Debate Presidencial se comprometió públicamente a que las presidencias de las Comisiones de Fiscalización e Inteligencia del Congreso estuvieran en manos de la oposición.
En todo caso los resultados del domingo no hacen sino confirmar una tendencia no tan reciente en nuestro país: la ciudadanía se ha derechizado. Esto por diversas razones, siendo las dos principales : 1) El crecimiento económico generó bienestar y los volvió más conservadores; ya tienen más cosas que perder. 2) La cruenta etapa del terrorismo de Sendero Luminoso y su respectiva represión desanimaron a la población sobre las protestas públicas. Y en el caso de los niveles menos favorecidos esta derechización no solo ha sido “ideológica” (que en realidad es la satisfacción de sus necesidades más urgentes) sino también moral. Es así que, según Juan Carlos Tafur, cuando se le pregunta al público de Radio Capital (claramente A/B) sobre temas como la Unión Civil o la Legalización de las drogas; las opiniones a favor y en contra están 50/50. Los mismos temas en Radio Existosa (nivel C y D) arrojan resultados de 90% en contra y solo 10% a favor. Y mientras más se desciende en los NSE, más posiciones conservadoras se van a encontrar.
En todo caso, como se dice popularmente, la ciudadanía ha expresado sus orientaciones a través de las urnas. Toca a aquellos que resultaron elegidos no defraudar las expectativas centradas en ellos.
Conocidos quienes serán los participantes en la segunda vuelta , y pasado el “susto” que el debate central hubiera estado caracterizado por el cuestionamiento a los pilares del modelo económico; ahora el principal peligro puede estar dado por el polo opuesto. Creer que ahora pasamos a una etapa de “business as usual “ y dejar para el futuro algunos pequeños ajustes al modelo. Se necesitan urgentes cambios ; y ahora que se tiene una importante mayoría a favor del modelo en el Congreso, resulta indispensable aprovechar el período de gracia del que goza inicialmente un gobierno (que cada vez es más reducido) para en los primeros meses lograr aprobar las reformas que se requieren para aumentar la competitividad, reducir la inequidad y sentar las bases para asegurar un crecimiento de largo plazo. Asimismo, como la experiencia reciente lo ha evidenciado, es crucial aprobar una profunda reforma política. Y el momento para hacerlo es en la etapa inicial del siguiente Gobierno. Y de ninguna manera debemos de olvidar el mensaje que nuevamente el trapecio andino, que agrupa a las regiones más pobres del país y que tienen el mayor potencial minero futuro, nos transmitió al favorecer a Veronika Mendoza. Lo mismo se puede decir de Cajamarca.
Y si bien la primera etapa estuvo caracterizada por las propuestas populistas y los numerosos agravios que se lanzaban los diversos candidatos; ahora que ya se ha aclarado el panorama y que tanto Keiko Fujimori (KF) como Pedro Pablo Kuczynsky ya han expresado su deseo que la segunda vuelta se caracterice por las propuestas, esperemos que esta sea la nota característica y que no se caiga en la tentación de reiniciar una nueva guerra sucia .
Es que tanto KF como PPK ya deben de tener sendos equipos trabajando exclusivamente en las reformas (sustentación de las mismas; textos a presentar al Legislativo, etapas de la implementación de las mismas, etc) a presentar apenas instalados en el gobierno.
En lo que al próximo Congreso se refiere, resulta evidente que a pesar de la históricamente elevada bancada del Frente Amplio , éste se ubicará más a la derecha que el actual Legislativo. Para empezar ya no existirá la bancada nacionalista (supuestamente de izquierda , que se inició con 47 integrantes) , aunque esta , a diferencia de la del FA, no tenía ninguna consistencia ideológica y terminó con solo 27 miembros. Más bien el peligro podría estar por otro lado, que teniendo en cuenta la aplastante mayoría que tendrá Fuerza Popular (68 escaños) , los indispensables pesos y contrapesos que caracterizan a una democracia no se respeten. Sin embargo, teniendo en cuenta los compromisos asumidos por KF hasta la fecha, este no parecería ser el caso. Por ejemplo en el compromiso suscrito por ella en el Debate Presidencial se comprometió públicamente a que las presidencias de las Comisiones de Fiscalización e Inteligencia del Congreso estuvieran en manos de la oposición.
En todo caso los resultados del domingo no hacen sino confirmar una tendencia no tan reciente en nuestro país: la ciudadanía se ha derechizado. Esto por diversas razones, siendo las dos principales : 1) El crecimiento económico generó bienestar y los volvió más conservadores; ya tienen más cosas que perder. 2) La cruenta etapa del terrorismo de Sendero Luminoso y su respectiva represión desanimaron a la población sobre las protestas públicas. Y en el caso de los niveles menos favorecidos esta derechización no solo ha sido “ideológica” (que en realidad es la satisfacción de sus necesidades más urgentes) sino también moral. Es así que, según Juan Carlos Tafur, cuando se le pregunta al público de Radio Capital (claramente A/B) sobre temas como la Unión Civil o la Legalización de las drogas; las opiniones a favor y en contra están 50/50. Los mismos temas en Radio Existosa (nivel C y D) arrojan resultados de 90% en contra y solo 10% a favor. Y mientras más se desciende en los NSE, más posiciones conservadoras se van a encontrar.
En todo caso, como se dice popularmente, la ciudadanía ha expresado sus orientaciones a través de las urnas. Toca a aquellos que resultaron elegidos no defraudar las expectativas centradas en ellos.
El 8 de marzo un diario de circulación nacional publicó en su primera página “El 69% de los encuestados por GFK quiere que cambie el actual modelo económico”. Un 39% opinaba que los cambios debían ser moderados; un 30% se inclinaba por cambios radicales y un 20% solo por algunos ajustes. Y una encuesta de Pulso electoral (publicada el 22.03.16) muestra resultados algo similares.
La encuesta de GFK ha servido para que diversos analistas, principalmente de izquierda , argumenten en favor de cambios en el modelo económico.
Un problema clave en relación a la interpretación que se le está dando a los resultados de este tipo de encuestas, es que no se sabe qué entienden los encuestados por GFK por “modelo económico”, “por cambiar radicalmente” y por “algunos ajustes”. Por lo que trasladé dichas preguntas a Hernán Chaparro, director ejecutivo de GFK, quien me explicó que por modelo económico los encuestados entienden cosas muy básicas, problemas que enfrentan en su vida cotidiana. Agregando que “ el ciudadano de a pie también se fija si el gobernante ha cumplido, o no, con sus promesas electorales. Por ejemplo si ofreció controlar los precios y no la ha hecho. Y si resulta que subió mucho el precio del pollo, la gente se queja. Entonces cuando se pide un cambio de modelo, lo que en realidad se quiere es que baje el precio del pollo; que mejoren los sueldos”, precisó. También hay una demanda de mejora de los servicios básicos, salud, educación, seguridad ciudadana.
Entonces no es correcto utilizar los resultados de ese tipo de encuestas para demandar cambios en el modelo económico. Por cambio de modelo se entendería un conjunto de cambios estructurales que modificarían significativamente los pilares en que se sustenta el mismo. Pretender que el incumplimiento de las promesas electorales, o la ineficiencia en la lucha contra la seguridad ciudadana, justifique un cambio de modelo no tiene sentido . Es por ello que la referida encuesta de GFK muestra resultados “contradictorios” a los que algunos podrían esperar . Es así que entre los que votarían por los candidatos más cercanos al modelo, constituyen claras mayorías los encuestados que quieren un cambio de “modelo”: en el caso de PPK el 73% , en el de Fujimori (70%) y en el de Guzman (70%) .Mientras que los que votarían por Barnechea los que quieren un cambio de modelo tienen un menor porcentaje (58%).
En realidad no se necesita ninguna encuesta para concluir que el programa económico necesita cambios. Basta con leer los diferentes artículos de opinión que se escriben diariamente en Gestión y otros diarios demandando una serie de cambios al mismo. De otro lado, al menos yo no he leído ninguna opinión que manifieste que el modelo está bien como está y no necesita cambios. Eso también sería un sin sentido. Es que hay que considerar que una cosa es el modelo, y otra como se lleva adelante el mismo. Y en el caso de la administración Humala, como bien dice Juan Mendoza, están jalados en macroeconomía; y en los aspectos micro están peor. Es por ello que la población se queja de la calidad de los servicios públicos y de algunos privados.
De lo que sí existe evidencia, es de la reacción popular cuando se plantean algunas desviaciones significativas al programa. Por ejemplo cuando Ollanta Humala tuvo la desafortunada idea de mencionar que evaluaba la posibilidad de comprar Repsol. La reacción fue instantánea y contundente. Y como afirma Steven Levistky, que no es precisamente un fanático del modelo, “ esta alergia a la intervención estatal no se limita a la derecha: se extiende al centro y hasta al centro-izquierda. Y no se limita a la élite: el Consenso de Lima abarca casi toda la clase media limeña y una parte significativa de los sectores populares”.
Es que hay que tener en cuenta que los peruanos en general, y los limeños en particular, luego de las décadas de los 70s y 80s, quedamos vacunados fundamentalmente contra dos cosas: la hiperinflación (cuyo origen se adjudica básicamente al Estado), y el terrorismo.