Apuntes sobre finanzas sostenibles en Perú
Elaborado por Luis Ernesto Marín, asociado principal del Estudio Echecopar asociado a Baker & McKenzie International
Para nadie es un secreto que la banca y la forma cómo se brindan los servicios financieros están cambiando. Desde una mayor adopción de tecnología, nuevas formas para proveer servicios financieros y conceptos como el de banca abierta (open banking), vemos también como la banca (y la industria de servicios financieros en general) está asumiendo un compromiso con las finanzas sostenibles (sustainable finance). De hecho, hoy no es poco común ver cómo diversas instituciones financieras (tanto internacionales como locales) cuentan con un director de sostenibilidad o Chief Sustainability Officer, lo que da cuenta de la importancia que las instituciones financieras están poniendo en los aspectos vinculados a la sostenibilidad.
¿Pero qué son las finanzas sostenibles y por qué son importantes? Cuando hablamos de finanzas sostenibles, hacemos referencia al hecho de tener en consideración factores ambientales, sociales y de gobernanza (Environmental, Social and Governance criteria) cuando se evalúan inversiones financieras y no solo cuestiones de carácter financiero o económico.
Si bien hoy no existe unanimidad respecto a qué debe entenderse por “finanzas sostenibles”, la Comunidad Europea las entiende como aquellas que apoyan el crecimiento económico al mismo tiempo que reducen impactos sobre el medio ambiente y tienen en cuenta aspectos sociales y de buen gobierno corporativo. En el plano ambiental, las “finanzas sostenibles” están relacionadas a aspectos como adaptación y mitigación del cambio climático, economía circular, prevención y control de polución, preservación de la biodiversidad, energías verdes, agua, entre otros. En el plano social, hablamos de temas varios tales como diversidad e inclusión, lucha contra la desigualdad, derechos humanos o los impactos que una actividad puede tener en la sociedad o en ciertas comunidades.
En el caso peruano, el tema de finanzas sostenibles no es algo nuevo. De hecho, desde el año 2015 se cuenta con un Reglamento para la Gestión del Riesgo Social y Ambiental (el cual fue aprobado por Resolución SBS N° 1928-2015). El Reglamento, que es aplicable a las empresas del sistema financiero, tiene por objeto promover que tales empresas implementen prácticas comunes de buen gobierno corporativo y gestión que procuren alinear los intereses de la entidad al cumplimiento de estándares que contribuyan a lograr un sistema sólido, íntegro y de respeto a la legalidad. Dicha regulación establece, asimismo, requerimientos mínimos para la gestión del riesgo social y ambiental, buscando así promover un intercambio de buenas prácticas entre entidades financieras y reducir la probabilidad y severidad de los conflictos sociales asociados a las actividades a las que otorgan créditos.
Pero más allá del reglamento antes mencionado, ¿cuál es el estado de las “finanzas sostenibles” en el Perú? La emergencia producida por el brote del COVID-19 ha generado que se vuelva a mirar este tema y la importancia que tiene en un país como el nuestro. Así, el Ministerio del Ambiente y gremios que agrupan a diversas entidades financieras suscribieron en octubre de 2020 el “Protocolo Verde”, el cual busca impulsar el desarrollo de proyectos que prioricen los aspectos ambientales en el marco de la reactivación económica. Pero, incluso antes de esta emergencia, ya habíamos tenido exitosos casos de empresas locales que emitieron “bonos verdes” en el mercado de capitales tanto local e internacional con bastante éxito o bancos que han otorgado “préstamos verdes” o “líneas de crédito verdes” a algunas empresas.
Definitivamente, más allá de ser una tendencia, lo cierto es que las finanzas sostenibles y todo lo que ello involucra será algo que comenzaremos a ver cada vez con más frecuencia.