Redacción Gestión

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Al hablar de inversiones y sus potenciales riesgos, la mayoría de los asesores financieros suele ver en la deuda un refugio para quienes prefieren inversiones más conservadoras, orientadas a la preservación de capital más que a la generación de rendimientos. De ahí que, quizá de manera generalizada, se tenga la idea de que invertir en deuda siempre es seguro.

Sin embargo, invertir en deuda puede tener distintos niveles de riesgo, ya que los tipos de deuda (o más bien, sus emisores) son distintos.

Para identificar los niveles de riesgo que conlleva invertir en deuda, resulta necesario remitirnos a lo más básico de este tipo de capitalización: ¿en qué se invierte cuando hablamos de deuda?

Suponga que alguien debe una gran cantidad, y para no atrasarse con sus pagos, recurre a varias personas para que le presten y así mantenerse al corriente en sus pagos. A cambio de obtener estos préstamos, el deudor pagará a cada uno de sus prestamistas la cantidad otorgada más un interés fijo; al obtener un rendimiento, el proceso resulta en una inversión para las personas que le prestaron dinero al deudor.

"En deuda, se invierte en una promesa de pago en lo que se denomina un emisor (que puede ser tanto una compañía como un gobierno e incluso municipios). Aquí, el tenedor de la deuda —quien la adquiere— está básicamente dando un intercambio: él financia recursos al emisor, y éste a cambio le transfiere una promesa de pago de lo que le prestó originalmente; este monto que el emisor pide prestado, finalmente tendrá sus respectivos intereses de acuerdo a las condiciones que tenga cada instrumento", detalló Alberto Herrera, director de Producto de GBMfondos.

Identifique los riesgos

Al hablar de riesgos, el emisor de la deuda juega un papel muy importante. Si continuáramos con el ejemplo de arriba, ¿a qué tipo de persona le prestaría usted? Probablemente a quien le dé la seguridad de que le pagará, pero ¿cómo podríamos cerciorarnos de que una persona conlleva más riesgo que otra al prestarle dinero?

"(Identificar una deuda riesgosa) es lo más básico que hay que transmitirle al inversionista. Para ello, hay que apoyarse en instituciones ajenas a los emisores, denominadas calificadoras. Hay una entidad independiente que califica y ayuda a los inversionistas a identificar estos niveles de riesgo. Estas calificadoras pueden ser locales o internacionales, con representaciones aquí (como Moody's, Standard & Poor's y Fitch Ratings)", ejemplificó Herrera.

Estas entidades, continúa el especialista de GBM, identifican mediante metodologías robustas o criterios el riesgo de que se cumpla o no la promesa de pago: "Esas calificadoras miden niveles de solvencia del emisor, de las empresas en particular, para identificar la probabilidad de que hagan honor a una deuda o promesa de pago. Cada una de ellas tiene su metodología ya aprobada, a veces se ajustan a los tipos de instrumentos, es decir, al tipo de emisor".

Piense en las calificadoras como una entidad similar a las sociedades de información crediticia (popularmente conocidas como Buró de Crédito, y que conforman esta firma junto con Círculo de Crédito en el país). El papel de estas empresas, de carácter privado, es generar un historial crediticio para cada persona, para darle una idea a los prestamistas (que pueden ser bancos, vivienderas o cualquier entidad que preste dinero) de qué tan confiable es prestarle a esa persona.

Dependiendo del historial crediticio de cada persona, serán las condiciones del préstamo en monto, tasas de interés y demás comisiones. Una persona que tiene antecedentes de ser buen pagador, obtendrá una menor tasa de interés que alguien que aún cuenta con deudas.

Algo similar ocurre al invertir en deuda; las calificadoras son las que asignan, a través de escalas, el grado de cumplimiento o probabilidades de impago de un emisor de deuda. Un ejemplo de estas calificaciones son las emitidas por Fitch Ratings, que van desde la letra A hasta la D, y cada una de éstas a su vez tiene varias subdivisiones. Por ejemplo, la "AAA" se refiere a un emisor que tiene la más baja expectativa de riesgo de incumplimiento, mientras que las "B-" indican un riesgo significativamente elevado de incumplimiento.

En este tipo de inversiones, usted juega un rol similar al de un banco: le presta a alguien, y dependiendo de qué tanto riesgo implique prestarle a ese alguien, variarán los rendimientos que perciba. Recuerde que a mayor riesgo, mayores rendimientos y, como regla de las inversiones, debe considerarse un mayor plazo.

"Hay dos riesgos genéricos que puede tener un instrumento de deuda cuando se hace una estrategia con ella en fondos de inversión, y de ahí que también se califican los fondos", detalla Herrera.

El primero de ellos es el riesgo de crédito, ya mencionado, del que las calificadoras informan y donde se mide qué tan solvente es un emisor de deuda, así como otras características que sugieren qué tan probable es que cumplan con sus deudas.

El segundo riesgo es el de mercado, el cual muchas veces depende precisamente de factores directamente relacionados al entorno bursátil, y a otras condiciones particulares de cada instrumento.

"La deuda gubernamental lógicamente está respaldada por un gobierno, por lo que hay ingresos para poder pagar o cumplir una promesa de pago. De ahí que la mayoría de los instrumentos del gobierno son "AAA", la calidad más alta. El riesgo asociado a las condiciones de mercado puede implicar ciertos movimientos con específicas condiciones, ya sea de aumento o baja en tasas, asociados al mercado, eventos externos", especificó Herrera.

Por ello la importancia de que el inversionista entienda el riesgo que puede existir ante una volatilidad del mercado, ya que puede comprar a un precio, pero si se mueve el instrumento por condiciones externas no asociadas a su calidad crediticia, sino a su riesgo de mercado, el cliente en cualquier momento tendrá menos recursos de los que invirtió, dijo el especialista.

Por ello, el horizonte de inversión —es decir, el tiempo que su dinero estará invertido— juega un papel muy importante, y para el caso de la deuda, existen productos de corto plazo (menos de un año), mediano (vencimientos entre tres y cinco años) y largo plazo (mayores a cinco, en el que se hallan algunos bonos incluso a 30 años).

Deuda, componente fundamental de la diversificación

Cuando se trata de distribuir los activos en una inversión, se busca con frecuencia potenciar los rendimientos, pero también disminuir en la medida de lo posible el riesgo de una inversión, para lo cual los instrumentos de deuda son fundamentales.

"La parte de deuda es un componente importantísimo dentro de cualquier diversificación. Por ejemplo, grandes inversionistas institucionales (como las aseguradoras, afores, fondos de pensión, o siefores.) tienen inversiones que están orientadas a deuda", dijo Alberto Herrera, director de Producto de GBMfondos.

"Un ejemplo son las sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro (siefores) que, de acuerdo con la edad, tienen una combinación entre instrumentos de deuda y renta variable. Conforme se llega a edades más cercanas al retiro, se invierte cada vez más en deuda. La deuda juega un rol importante, es uno de los instrumentos que se utiliza en todas las diversificaciones", añadió.

De ahí que, sin importar qué tan tolerante o adverso sea al riesgo, no debe olvidar la deuda en sus diversificaciones.

Diario El Economista de MéxicoRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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