André Agurto
Desde Barcelona, donde reside hace varios años, el escritor Santiago Roncagliolo sostiene que estas semanas de confinamiento le dieron otro sentido a su interacción con el mundo. Habla más con su familia y menos o casi nada con la gente con la que solía hacerlo. “No tenemos nada que contarnos. Lo más aventurero que hice esta semana fue salir dos veces al mercado”, bromea.
Algunos escritores dicen que debido a esta crisis se les hace difícil escribir, incluso leer. ¿Pertenece a este grupo?
Al contrario. Para mí escribir y leer siempre ha sido una manera de buscar una realidad mejor. Así que resisto escribiendo, leyendo y viendo series y películas con mi familia. Incluso cocinando. Cuando tu cuerpo está encerrado, la creatividad es la única libertad de la que gozas.
Sobre todo en las circunstancias actuales…
Nunca pensé que tenía que probarlo personalmente, pero ya había visto que hacer que tu imaginación viaje es la mejor manera de resistir al encierro. Soy jurado de un premio literario que se hace en las cárceles.
¿Toda esta situación es material para crear nueva literatura?
No lo sé. En el caso del terrorismo, pasó mucho tiempo antes de que aparecieran novelas. Las cosas se tienen que digerir para tener perspectiva de ellas. Personalmente, de lo último que querría escribir es de esto. Al menos durante un buen tiempo. Además, ¿a quién se lo vas a contar? Es algo que ha vivido todo el planeta, no estás contando nada nuevo.
Hasta ahora, ¿qué le ha enseñado este encierro?
Si tienes la suerte de tener una casa y sabes que llegarás a fin de mes, es darte tiempo para disfrutar de pequeños placeres. Tomar un café, leer un libro largo, descubrir un grupo de música. Todas esas cosas que no habíamos hecho por estar ocupados con un montón de proyectos que de repente ya no existen más.
"En algún sentido, con este confinamiento vemos menos gente, pero más personas”.
Luego de esto, ¿se revalorizará el papel de la cultura?
No sé cómo podríamos resistir sin películas, sin canciones o sin libros, pero más allá de eso, no sé qué cuernos va a pasar y no creo que nadie lo sepa. Es un buen momento para que todos esos que se la pasaban en las redes sociales diciendo lo que iba a pasar se den cuenta que no tienen la más mínima idea.
Como menciona en una columna, lo que sí debería pasar es la revalorización de ciertos trabajos...
Esta crisis demuestra el valor que tiene gente en la que nunca pensamos. Los enfermeros, los basureros, los cajeros del supermercado. Todas esas personas a la que nunca les dimos importancia es la que permite sobrevivir.
¿En qué lugar quedan los escritores?
Por un lado, vivir sin libros sería miserable. Pero también el mundo podría existir sin escritores durante mucho tiempo. Lo que sí nos podemos ahorrar son todas las opiniones de los escritores (se ríe).
¿Alguna que lo haya sorprendido?
Muchos liberales quedaron rápidamente sobrepasados con esta crisis. Bayly, por ejemplo, cuando dijo que quería tener la libertad de infectarse.
¿Por qué?
Creo que no entendió que estamos encerrados no solo para no contagiarnos, sino sobre todo para no contagiar a los demás. No existe un individuo aislado. La idea de que yo debo decidir lo que hago puede costarle la vida a los demás. Por ende, soy contrario a la libertad de los demás. Creo que el discurso de libertad individual va a sufrir un gran daño luego de esta pandemia.
Incluso la forma de relacionarnos…
Esto nos obligará a pensar cómo vamos a compartir nuestras libertades y vivir en comunidad, tratando de pensar menos en lo que uno necesita y más en cómo vamos a sobrevivir como especie.
EN CORTO
Audioteca. Los libros no solo se leen, también se escuchan. Con el fin de que todos tengan acceso a ellos, la organización Bookmedia creó la campaña “En voz alta”. Se trata de una plataforma donde puedes escuchar a los autores leer sus propios textos. Santiago Roncagliolo, Gustavo Rodríguez, Dany Salvatierra y Carlos Freyre son algunos de los escritores que participan.