(Foto: BBC)
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“Hemos tenido que trabajar muy, muy rápido”, dice la profesora Sarah Gilbert a la BBC, la científica de la Universidad de Oxford sabe que va a contrarreloj  al tratar de conseguir una vacuna que frene al coronavirus. Junto a su equipo -conformado por 300 investigadores de la Universidad de Oxford- se las han arreglado para “avanzar muchos de los pasos del desarrollo de una vacuna que normalmente toman unos cinco años “.

Pero, ¿quién es está científica? Un artículo de la BBC cuenta que la profesora Gilbert siempre quiso trabajar en la investigación médica, a los 17 años no sabía por dónde empezar.

Su primer paso fue obtener la licenciatura en Biología en la Universidad de Anglia del Este, en Norwich, este de Inglaterra. Luego, completó un doctorado en bioquímica.

Después de eso, enfocó sus investigaciones en la industria de la biotecnología, donde aprendió sobre la fabricación de medicamentos.

En 1994, Gilbert obtuvo un puesto post doctoral senior en la Universidad de Oxford, en el campo de la genética, parásitos y la malaria. Aquella investigación la llevó a trabajar en el desarrollo de vacunas.

En 1998 dio luz a trillizos . Un año después se convirtió en profesora universitaria.

Es muy difícil equilibrar trabajo y vida personal”, explica. “Parece imposible cuando no tienes apoyo. Tuve tres hijos. Las tarifas de la guardería eran más altas que mi salario”.

Su pareja decidió interrumpir su carrera y cuidar de los niños, pero Gilbert afirma que fue difícil en aquel momento.

Solo tuve 18 semanas de baja por maternidad. Tenía que cuidar de tres bebés prematuros y fue muy estresante”, dijo.

Pero Gilbert también cuenta -a la BBC- que una de las mejores cosas de ser científica es que no siempre tienes que trabajar largas horas, aunque a veces las cosas se complican.

En 2004, era profesora adjunta de una universidad y tres años después comenzó a trabajar en un proyecto de vacuna contra la gripe para la asociación Wellcome Trust de Londres, la cual financió su propio equipo de investigación.

Así, cuando los trillizos crecieron, las cosas se tornaron más fáciles. Ahora tienen 21 años y estudian bioquímica como su madre.

De hecho, están tan interesados en su cometido de encontrar la vacuna contra la COVID-19, que los tres han decidido ser voluntarios para los ensayos de Oxford.

Tenemos que inmunizar a jóvenes sanos entre 18 y 55 años”, contó a la BBC.

Tampoco la asustan los posibles efectos adversos de los ensayos.

“Hemos usado este tipo de vacunas en varias ocasiones en el pasado, así que no esperamos sorpresas”.

Lo más importante, concluye, es "concentrarse en los ensayos clínicos y acelerar la producción" tanto como sea posible para detener el crecimiento de la pandemia.

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