La creciente facilidad para realizar los pagos con los códigos QR o las tarjetas de crédito son algunos ejemplos del avance tecnológico que impulsa al gasto (Foto: iStock)
La creciente facilidad para realizar los pagos con los códigos QR o las tarjetas de crédito son algunos ejemplos del avance tecnológico que impulsa al gasto (Foto: iStock)

¿Lo necesitas o lo quieres? Estudios en los campos de la economía a través de los años han logrado determinar los factores principales en los que nuestro cerebro -por impulso- toma decisiones que dañan nuestra salud financiera al momento de adquirir un producto o servicio por satisfacción.

Pero, ¿cuáles son nuestros errores económicos más comunes? ¿Y cómo no caer en las “trampas” de nuestro cerebro? La cadena internacional de noticias enlistó una serie de argumentos basados en estudios económicos y neuroeconómicos que podrían permitirnos comprender esto y aplicarlo en nuestra vida diaria.

¿Eres racional?

Renata Taveiros, profesora y coordinadora del curso sobre neurociencia y neuroeconomía de la Fundación Instituto de Administración (FIA) de Brasil, menciona que “la economía tradicional ha considerado durante mucho tiempo al individuo como alguien racional, frío y objetivo y que querrá maximizar su bienestar, su beneficio económico y su propio interés”.

Reuniendo los descubrimientos de la economía del comportamiento y las técnicas de la neurociencia, la neuroeconomía intenta desentrañar lo que sucede en el cerebro de los individuos cuando deciden realizar una compra innecesaria, por ejemplo.

“Ahora tenemos la posibilidad de abrir la caja negra, que es como los economistas se refieren a la mente de las personas. De hecho, se puede mirar y comprender lo que está sucediendo en el cerebro cuando el individuo va a tomar una decisión”, dice Taveiros.

“Cuando estudias neuroeconomía, la idea de que podemos controlar el comportamiento, la toma de decisiones, todo lo que hacemos se desvanece. Porque el motivador de la toma de decisiones no es el aspecto racional, cortical, lógico y analítico. La decisión está mucho más conectada con la emocionalidad, agrega.

Aprende a decirte ‘no’

Álvaro Machado Días, neurocientífico, profesor de la Universidad Federal de Sao Paulo y socio del Instituto Locomotiva, señala que “la selección natural nos trajo la combinación de afecto y razón. Y no fue en vano. Esto maximiza nuestro compromiso con el mundo. Cuando te deshaces de las emociones, quitas la empatía por el otro. Nuestras decisiones se vuelven más egoístas y la sociedad como un todo se derrumba”.

Debes aprender a decirte no, dice la BBC en modo de consejo. Parece simple, pero en la práctica es bastante difícil. Es ahí donde entran las enseñanzas de la economía conductual y la neuroeconomía: hacer predecible nuestra irracionalidad y evitar malas decisiones.

“No hagas nada por impulso sin antes evaluar si la culpa no arruinará la fiesta. Comprende mejor tu ‘yo futuro’, con tus horarios y demandas. Decirse que no a uno mismo es como decirle que no a un niño: es difícil, pero puede ser positivo”, advierte el profesor Machado.

Según la profesora Triveiros, son dos factores que dificultan la negación del impulso al momento de gastar dinero: la tecnología y la dopamina.

La creciente facilidad para realizar los pagos con los códigos QR o las tarjetas de crédito son algunos ejemplos del avance tecnológico que impulsa al gasto. De otro lado, la dopamina, que activa el llamado “sistema de recompensa” del cerebro, también interfiere al momento de tomar malas decisiones.

“Cuando la dopamina funciona, estimula el comportamiento impulsivo. ¿Cómo funciona? Tienes la expectativa de ganar algo. Puede ser dinero, bienestar, placer, una buena imagen frente a los demás, etc. Y este comportamiento impulsivo hace que inmediatamente quieras esa recompensa “, explicó al medio internacional.

No haga los cálculos en su cabeza

“Es muy importante para una persona tener coraje y saber que va a ser genial acercarse a la vida financiera y mirar las cuentas. Mucha gente dice que es difícil, pero después de hacer eso, hay una sensación de alivio. Si tiene miedo de mirar, caerá en todo tipo de trampas mentales”, señaló Taveiros; explicando además que si tienes una idea exacta de cómo va tu vida financiera, será muy difícil que logres endeudarte.

“Hacemos los cálculos. ‘Gano 100, así que puedo gastar 50 en el supermercado, 20 en el bar, solo 10 en el almuerzo, también puedo tener una cuota mensual de 15 ...’. Compara 15 con 100, 10 con 100, pero no cuadra. Entonces se asusta y ve que está en números rojos “, advierte el neuroeconomista.

Lo que debe hacer es escribir sus gastos con un lápiz. Sume todas sus ganancias y sus costos de vida. Solo entonces tendrá una idea real de cuánto dinero puede gastar, sugiere.

Cuida tu ‘yo futuro’

Ahorrar dinero parece bastante complicado, pero es una de las decisiones más importantes cuando uno llega ser adulto, señala la BBC.

“Imagina que coges unos prismáticos y les das la vuelta. ¿Qué pasa? Lo que está lejos es diminuto. Y lo que está cerca obtiene un valor, un tamaño gigante”, explica Renata Taveiros.

“Queremos la recompensa inmediata, ahora mismo, porque parece ser mucho más grande que una recompensa que es muy misteriosa, que no sabes qué va a pasar en el futuro”, agrega.

¿Ahorrar es como regalar tu dinero? Los estudios neuroeconómicos muestran que algunas áreas del cerebro se activan cuando piensas en ahorrar dinero para tu futuro y son las mismas que lo hacen cuando piensas en darle dinero a un extraño.

Según Renata Taveiros, una solución puede ser crear un “empujón”, es decir, un pequeño estímulo para que pienses más detenidamente en tu futuro.

“Una idea que suelo aplicar es usar una de esas aplicaciones que te hacen ver mayor en una foto. Te hace conectar con esa imagen. Luego, debes hacer el ejercicio de pensar en lo que quieres para la vida de esa otra persona. Entonces, se va a crear un circuito neuronal que conecta su yo futuro con su yo de hoy “, dice.

También aprende a decirte ‘sí’

El profesor Machado Días advierte que, si bien es importante ahorrar dinero, también debe saber darse permisos.

No asumas que siempre es malo permitirse (gastar) y no caigas en la falacia de que debemos posponer continuamente el placer para que un día podamos disfrutarlo en mayores intensidades. Hoy lo que vemos es un mar de gente sin ganas para vivir. Sal de este mar”, dice.

“A veces somos dominados por componentes emocionales y, de hecho, esto puede conducir a malos resultados, incluido el arrepentimiento”, menciona.

“Pero la entrada en juego de estos componentes que no son formales, lógicos, es lo que finalmente hace que nuestras decisiones sean mejores para el grupo, la especie y la cultura en su conjunto”, finalizó.