Hace un tiempo, el hombre que usaba más alhajas que un sencillo anillo de matrimonio (si era casado) y un reloj clásico (gracias, abuelo) podría haber sido considerado afeminado, rebelde, quizás creativo, y en el caso de lucir un anillo del sello familiar en el meñique, algo ostentoso.
En los últimos cinco años, eso ha cambiado. En el 2012, la venta de accesorios para hombres se disparó, encabezada en ese entonces por una nueva tendencia de pulseras para hombres, sin duda el adorno más fácil de usar (con éxito) por el hombre moderno, según el editor de Mr. Porter en EE.UU., Dan Rookwood.
De un momento a otro, no era sorpresa ver a cualquier varón con una pulsera 'decorativa' que seguro compró durante su último viaje de vacaciones. Los primeros y más atrevidos en adoptar esta tendencia reemplazaron sus bandas de Livestrong con un montón de pulseras que prácticamente eclipsaron su antiguo Rolex.
¿Qué causó el punto de inflexión? "Mucho tuvo que ver la creciente popularidad de Instagram, junto con la aparición de los fotógrafos de estilo callejero y los bloggers de moda masculina", explica Simon Spiteri de Mr. Porter.
"En el caso de las pulseras, en particular, lo que había sido en gran parte del dominio exclusivo de los milaneses y los vanguardistas japoneses de repente alcanzó una difusión y aceptación global entre los hombres en la calle. Este pico se propagó aún más gracias a celebridades influyentes como Kanye West y Johnny Depp".