Santiago Posteguillo
Santiago Posteguillo

El autor español Santiago Posteguillo ha saboreado el éxito en el mercado literario gracias a la novela histórica. Las famosas trilogías sobre Trajano y Escipión, en el que Roma es escenario de batallas, le han hecho captar lectores dentro y fuera de su país. 

El valenciano ha llegado al Perú para presentar su obra completa y hablar sobre su último libro en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima. Se trata de “El séptimo círculo del infierno”, una serie de textos cortos en los que rescata del olvido a escritores perseguidos y escritoras borradas a la fuerza de la historia de la literatura.

¿Cuál sería el peor escenario del infierno literario para usted?
Son tres los posibles infiernos para un escritor: una guerra, la pérdida de un ser muy querido o la pérdida de la imaginación literaria.

¿Cuál es el valor de leer novela histórica?
La novela histórica te permite adentrarte en la historia de forma entretenida. De hecho, aún más: un relato histórico bien documentado te permite vivir la historia.

¿Qué ha causado que pase de ser un género de nicho a un fenómeno masivo?
La gente mantiene la curiosidad innata que todo ser humano tiene por saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. La ciencia ficción responde a la segunda pregunta, pero es la novela histórica la que aporta respuestas a la primera pregunta. A esto se une que en muchos países se ha reducido el espacio dedicado a las humanidades en la enseñanza con el pretexto de que estas disciplinas no son útiles para el mercado laboral.

¿Por qué cree eso?
Las multinacionales y los gobiernos quieren ciudadanos manipulables: buenos técnicos en ciencia o tecnología, pero lo más incultos posibles en cuanto a filosofía, historia o arte.

Usted podría vivir de la venta de sus libros, pero también se dedica a la docencia. ¿Por qué?
Es cierto que podría vivir de la literatura, pero la enseñanza es para mí también vocacional. Si dejara de hacerlo, me temo que terminaría demasiado aislado y, aunque es bueno el silencio y ciertos períodos de aislamiento para escribir, no es positivo para la creatividad literaria desconectarse del mundo real.

¿Lo ha cambiado en algo ser un bestseller?
Mis rutinas diarias no han cambiado tanto, pero es verdad que viajo más por España, Europa y América Latina. Lo que sí ocurre es que esto influye en que me tome con aún más interés mi labor como escritor, pues ahora sé que es muy probable que la novela que estoy redactando no solo la lean unas pocas personas, sino muchas, centenares de miles y eso es una gran responsabilidad como creador.

En ese sentido, ¿qué tan importante es contar con un agente literario?
Tengo agente literario desde 2011. Concretamente, del equipo magnífico de la agencia literaria Carmen Balcells. Disponer del asesoramiento de la agencia me permite desvincularme de las negociaciones económicas de mis contratos.

¿En qué otras circunstancias lo asesoran?
También es muy útil disponer de agente en las negociaciones con las productoras de cine o televisión. En la agencia saben mucho más que yo sobre este tipo de contratos. En definitiva, mi agente literario me da tranquilidad para escribir.

En cuanto al libro como objeto, ¿cuál es la importancia de un buen título y una portada atractiva?
Enorme. Vivimos en un mundo audiovisual. La imagen nos rodea por todos lados: pantallas de televisión, iPads, móviles, cine, etc. Pensamos ya casi en imágenes. Por eso las portadas de los libros son claves. Se ha demostrado que un mismo libro venda más o menos dependiendo solo de la portada y de su diseño gráfico.

¿Qué tanto participa en el proceso de diseño de sus portadas?
Sí, por lo esencial que resultan estos elementos gráficos. Además el novelista histórico ha de velar porque las portadas no introduzcan elementos anacrónicos con relación al relato.

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