Un año más tarde de lo que estaba previsto, las obras de arte de la Colección Pinault se expondrán en la Bolsa de Comercio de París, un nuevo museo de arte contemporáneo cuya transformación ha dirigido el arquitecto japonés Tadao Ando.
El empresario François Pinault, una de las grandes fortunas de Francia y propietario del conglomerado de marcas de lujo Kering (Saint Laurent, Gucci, Bottega Veneta, etc.), ha reunido en cuarenta años cerca de 10,000 obras.
Tras un frustrado intento de mostrarla en París a principios de este siglo, la colección empezó a exponerse en el palacio veneciano de la Punta della Dogana, junto a la Basílica de Santa Maria della Salute, y ahora tiene al fin un punto de exposición permanente en la capital francesa, dentro de la antigua Bolsa de Comercio, un espectacular edificio de planta circular y cúpula de hierro.
La estructura original, de 1811, ha sido respetada por Ando, mientras que el interior, que tuvo una importante reconstrucción en 1889 de cara a la Exposición Universal, ha sido renovado con amplios espacios diáfanos y sobre todo una estructura de cemento circular que sirve de acceso a las salas de exhibición.
El carácter industrial del edificio se ha mantenido, y sus creadores han jugado con el nacimiento de la globalización y del capitalismo para dialogar con las obras, todas ellas contemporáneas y de un marcado discurso político.
“La colección Pinault aporta un punto de vista personal y específico sobre la creación contemporánea. Está anclada en el presente y en las problemáticas de nuestra sociedad: políticas, de identidad de género”, explica el director general del centro, Martin Bethenod, días antes de su apertura, el 22 de mayo.
Una apertura que debía de haberse dado el pasado mes de junio y que por la pandemia fue atrasada primero a enero y después a esta nueva fecha, fijada hace tan solo unas semanas, cuando se supo que los museos franceses podrían volver a abrir tras siete meses cerrados.
Tan contemporáneas son las obras que se muestran en estos 10,000 metros cuadrados, y que irán cambiando cada pocos meses, que de los artistas que participan en este primera colocación tan solo dos han fallecido, el alemán Martin Kippenberger, y el fotógrafo y plasticista francés Michel Journiac.
La más joven de los artistas expuestos tiene apenas 26 años, la californiana Ser Serpas, que expone ahora una obra pictórica de trazos difusos sobre la transformación de un cuerpo masculino a femenino.
Crítica social y política
Muchos de los artistas se salen de los cánones en los que se movían hasta hace pocos años los artistas más conocidos: son de origen africano o asiático, han sido poco expuestos en Europa y lanzan una crítica desde los márgenes de la sociedad.
Xinyi Cheng, Marlene Dumas, Anonio Obá, Kerry James Marshall, Thomas Schütte, Tatiana Trouvé o Lynette Yiadom-Boakye, entre otros.
En un contexto global de inmediatez y creación digital, Pinault dice apostar por exponer esculturas y pinturas por su carácter subjetivo y, precisamente, por el tiempo que requieren.
En ellas, la figura humana está en el centro de la obra de todos los debates, ya sea una crítica hacia el racismo, el patriarcado o la discriminación sexual.
Pero el lugar, que atrae sobre todo por la espectacular arquitectura del edificio, situado en pleno centro de París y que ha estado en obras desde el 2017, no deja de servirse de los atractivos del mundo moderno para reclamar a un nuevo público.
Por ejemplo, bajo la cúpula central y su restaurado fresco decimonónico, una serie de estatuas de velas monumentales (parecen esculturas pero son de cera) serán encendidas con la primera exposición hasta fundirse seis meses después y ser sustituidas por nuevas velas.
En ese afán de renovación, también cambiará cada año la muestra artística que se presenta en las 24 vitrinas de madera de la galería principal, que han sido ofrecidas en esta apertura al francés Bertrand Lavier, quien ha presentado una serie de esculturas que convierten en arte objetos cotidianos.
Con la Bourse de Comerce-Pinault Collection, que acogerá en tiempos de pandemia un máximo de 600 personas simultáneamente, Pinault planta cara además a una de las últimas pinacotecas de París, la Fundación LVMH, del también empresario multimillonario Bernard Arnault, situada a las afueras y diseñada por la estrella de la arquitectura Frank Gehry.