Es importante ser optimista en tiempos difíciles, pero muchas veces se confunde con “hay que ser positivo para que las cosas salgan bien", sostienen los expertos. (Foto: iStock)
Es importante ser optimista en tiempos difíciles, pero muchas veces se confunde con “hay que ser positivo para que las cosas salgan bien", sostienen los expertos. (Foto: iStock)

¿Para qué vamos a llevar un paraguas si no va llover? Vamos atraer pensamientos negativos. ¡Pensemos en positivo!, Si no, los pensamientos negativos se pueden hacer realidad. Algunas de estas expresiones se dan en charlas motivacionales en donde líderes de organizaciones intentan motivar a sus colaboradores en esta nueva normalidad, sin pensar que en realidad no los preparan para una situación de lluvia en un día soleado.

Los pensamientos extremadamente positivos como “¡Todo va salir bien!” muchas veces pueden ser absolutistas generando un positivismo tóxico en la empresa, que se manifiesta cuando “los líderes, que de alguna manera generan cierta cultura organizacional, motivan pensamientos en donde las personas solo piensan que nada malo va a suceder. De esa forma minimizan un problema mirando a lo positivo, generando una felicidad tóxica”, explica Jennifer Alva, psicóloga y docente de Inteligencia Emocional de Educación Continua de la Universidad de San Martín de Porres.

Es importante ser optimista en tiempos difíciles, pero muchas veces se confunde con “hay que ser positivo para que las cosas salgan bien, pero lamentablemente este positivismo puede llevar a que nuestro foco de atención solamente este centrado en sentirnos siempre bien”, señala Alva. En ese sentido, se ignora otros escenarios que puedan ocurrir en un ambiente laboral a distancia, generando en los colaboradores miedo o temor de expresar sus sentimientos y reprimiéndolos para enmascarar emociones que pueden “afectar su salud física y psicológica”.

Positivismo en extremo

Al no mostrar la realidad de la empresa a los colaboradores, generando una falsa expectativa de que todo está bien, se puede originar “un positivismo excesivo, un daño a la organización en un entorno nuevo de constante cambio, desencadenando un desbalance emocional de los trabajadores y financiero para la empresa”, señala Rafael Ayala, Gerente de Comunicaciones para Siemens Perú, Ecuador y Bolivia.

Por ello, se recomienda a las organizaciones ser lo más transparentes posible en los temas de interés organizacional y dejar que los trabajadores expresen sus sentimientos. “Ser empático es primordial para generar una comunicación asertiva”, afirma Ayala, considerando escenarios diversos.

Asimismo, los líderes de las organizaciones deben entender que están gestionando con personas y las “consecuencias de un positivismo toxico podría generar líderes negligentes, que no van a tener una mirada amplia de todo un panorama en el que se encuentra la organización”. Eso los lleva a tener solo una atención selectiva de las cosas, sin considerar lo venidero, explica psicóloga y docente de Inteligencia Emocional.

Sin embargo, “las empresas tienen que ser capaces de demostrar a sus equipos que ellos son su prioridad, ya sea por su salud, desarrollo profesional o personal” señala el gerente de comunicaciones de Siemens Perú, pues más allá de los objetivos financieros y de productividad se tienen que elaborar los objetivos de equipos de trabajo, optimistas para alcanzar sus propias metas y las de la compañía.