Fernando Ampuero.
Fernando Ampuero.

Han pasado 20 años desde que un grupo de médicos le reveló al escritor que solo le quedaban seis meses de vida. “Me habían desahuciado”, recuerda el autor. “Y, de pronto, un amigo (se refiere al pintor José Tola) me recomendó que intentara con la opción mágica”.

Por “opción mágica” Ampuero se refiere a la brujería. Al principio, tuvo dudas, pero estas se disiparon cuando conoció a Hilda, una gitana que lo tomó de las manos y le dijo: “He conversado con tu sangre. Tú no te mueres”.

“La bruja de Lima” es el libro en clave de memoria en el que cuenta los pensamientos y anécdotas que le suceden luego de conocer el diagnóstico de los doctores y el de Hilda.

“Es un homenaje a ella. En una experiencia inquietante como es la vecindad de la muerte, Hilda me generó alivio”.A pesar de que la temática parezca oscura, el texto no cae en ningún momento en el melodrama. “Emprender una memoria es una celebración de la vida”, afirma Ampuero.

Prueba de ello es que dos meses después de que le dijeron que iba a morir, se fue de viaje a Europa con el objetivo “de despedirme del buen vino, de la buena mesa, de los museos, de los parques, de tantas cosas”.

Nuevas voces “Este tipo de libros son un desafío al pudor”, sostiene el escritor sobre esta primera entrega de sus memorias. “Es doloroso y a la vez liberador el ejercicio de la escritura. Uno trata de aproximarse a las emociones y al trance en el que estaba en ese momento”, explica.

Eso no significa, aclara el creador de “Malos modales”, que esto lo alejará de la ficción. “Mañana podría encontrar un tema que me parezca seductor y escribir un cuento, relato o novela corta, los géneros que más me acomodan”, indica. “Lo que quiero es preconizar mi libertad como escritor”, remata.

De lo que sí rehúye, no obstante, es de las etiquetas y de lo que hoy se conoce como autoficción. “Esa palabreja…”, dice con algo de fastidio. “Todo el mundo ha caído en ese juego, incluso yo mismo, pero para mí ha sido y es simplemente ficción”.

Y, si se trata de repasar lo hecho en el Perú en los últimos años en ficción, Ampuero manifiesta que han aparecido escritores jóvenes muy buenos: Renato Cisneros, Jeremías Gamboa, Jerónimo Pimentel, José Carlos Yrigoyen, entre otros.

“Cuando digo ‘jóvenes’ quiere decir cercanos o pasando los 40 años”, explica. “Esa es la juventud para los novelistas. Los escritores necesitan tener más vivencias y haber volteado ciertas esquinas para mirar hacia atrás y poder preguntarse qué es lo que pasó”, puntualiza.

Teatro planea incursionar otra vez en el teatro con una obra titulada “La niña de los martirios”. Sin embargo, el montaje se ha detenido y aún no tiene fecha de estreno.