Estarán sentados a distancia y podrán cantar y gritar, pero los 3,500 espectadores de Eurovisión 2021 necesitarán una PCR negativa, como las delegaciones, que serán sometidas a test rápidos en la puerta del centro Ahoy de Róterdam. Efe se cuela en exclusiva en los preparativos de un festival a prueba de pandemia.
El edificio está prácticamente desierto, solo se oye el eco de los empleados que caminan por algún pasillo. El coronavirus ha dejado al Ahoy sin el barullo que caracteriza a un complejo de estas dimensiones, acostumbrado a exposiciones, recepciones, conciertos o eventos deportivos, razón de más para explicar la entrega del personal, que quiere volver a escuchar cómo vibran las paredes de su lugar de trabajo al ritmo de la música del 18 al 22 de mayo.
Tratan de dejarlo todo atado para no tentar a la suerte y no verse sorprendidos por contagios del COVID, como atención a la ventilación, medidas de higiene, espacio para moverse y butacas para todos, incluidas las de separación, junto al uso de mascarillas, cuarentena de cinco días al aterrizar en Países Bajos y test rápidos regulares antes de acceder al edificio.
El plano del centro de eventos tiene dibujados cada vez más cuadraditos adaptados a las necesidades del festival: el vestíbulo, los restaurantes, el escenario principal de las actuaciones, la sala de prensa, el centro de test rápidos, los vestuarios adicionales para los grupos que acompañan a los protagonistas o el control de sonido e iluminación.
Los 3,500 espectadores autorizados ocuparán la mitad de las butacas, aunque por las restricciones de viaje solo los neerlandeses tendrán acceso al evento, que se celebrará como parte de los experimentos “Fieldlab”, pruebas en la vida real para investigar cómo organizar conciertos o partidos de fútbol con una gran audiencia en tiempos de pandemia.
La palabra “COVID-19” aparece con frecuencia en carteles, no solo para pedir a los visitantes que se desinfecten las manos o mantengan la distancia.
Desde hace un año, el coronavirus forma parte de la vida del Ahoy: obligó a rehacer los guiones, cancelando Eurovisión 2020 y convirtiéndolo en un hospital improvisado para pacientes con coronavirus, en la primera ola, y en un centro de PCR, en la segunda.
Pero ahora pueden seguir con los planes. Queda poco más de un mes para la Eurovisión más peculiar de la historia y, aunque con un ojo puesto en las cifras de contagio y en las decisiones del Gobierno neerlandés, los “preparativos están ya en la última fase” y este fin de semana es el “comienzo simbólico” para los detalles finales, explica a Efe la directora del Ahoy, Jolanda Jansen.
“Lo que hemos hecho el año pasado es prepararnos para diferentes escenarios: con o sin audiencia, con público limitado, etc. La semana pasada, el Gobierno nos confirmó que habrá audiencia en los nueve espectáculos, así que pudimos cerrar los planes con público. Estamos muy emocionados de poder tener fans en casa y sentir la energía en la sala”, añade Jansen, en una entrevista en el acceso principal al Ahoy.
La 65º edición del festival estará organizada por las empresas de radiodifusión pública NPO, NOS y AVROTROS, junto al municipio de Róterdam y la Unión Europea de Radiodifusión, en el Ahoy, un complejo construido en su forma actual en 1970 y ganador de varios premios por su peculiar arquitectura.
Organizar Eurovisión es “otro nivel” para el Ahoy, es “el espectáculo más complicado, desafiante y emocionante que ha acogido en sus cincuenta años”, señala su directora, quien confirma que, con el comienzo de la cuenta atrás para el festival, todos serán sometidos a pruebas “de forma regular” para crear una “burbuja segura” y un “ambiente seguro y responsable” en el centro.
“Se harán pruebas constantes a las delegaciones, que estarán en el hotel o aquí. Para los fans será igual: vendrán con una entrada válida y un resultado negativo. Ahora mismo estamos construyendo la infraestructura para test rápidos” para artistas y equipo, prensa y empleados, añade.
Se ha pensado, asegura, “en todos los posibles escenarios” por si algo sale mal, como un positivo entre algún artista que obligue a activar el protocolo de aislamiento y seguimiento de contactos: “Cada delegación ha preparado una actuación en video en el estudio de su país para que, en caso de cuarentena, tengamos lista una grabación para emitirla.
La espera ha sido larga, pero los organizadores han tenido tiempo de pensar en los detalles porque hace casi dos años de la victoria en Israel del cantante Duncan Laurence, quien dio a Países Bajos su primer triunfo en Eurovisión desde 1975, movilizando a diferentes ciudades neerlandesas deseosas de acoger el festival para, finalmente, ser Róterdam la elegida.