Tally Fofana, quien fue una vez un prolífico ladrón de autos que estuvo en prisión, ahora cuenta con el respaldo de un multimillonario mientras busca convertir los conocimientos obtenidos durante su pasado criminal en un dispositivo antirrobo para vehículos.
Fofana, de 39 años, es solo uno de los emprendedores novatos poco convencionales que Xavier Niel, fundador de la compañía telefónica Iliad SA, tiene la costumbre de apoyar. Personas que, de hecho, se parecen mucho a Niel cuando recién comenzaba.
"Creemos en las personas que no han sido formateadas", dijo Niel en una entrevista alrededor de una mesa de mármol en la sede de Iliad en París. “Las personas que no han estado por siempre en el mismo negocio pueden tener una nueva perspectiva de una industria que luego puede verse afectada”.
Es esta clase de personas las que necesitan tener éxito para que el presidente Emmanuel Macron convenza a los votantes de que su plan de una "nación de emprendimiento" más dinámica funciona y revierta la caída en su popularidad. La política y las empresas en Francia todavía están dominados por una reducida élite que se graduó de un puñado de prestigiosas universidades.
Niel, de 51 años, fue una vez un programador adolescente que implementó chats sexuales electrónicos en el servicio francés de proto-internet Minitel. Más tarde invirtió en tiendas de artículos sexuales y tuvo un altercado con la ley.
El dinero comenzó a llegar en grandes cantidades cuando lanzó un decodificador para Internet, televisión y llamadas telefónicas para el hogar que socavó a las compañías de telecomunicaciones consolidadas en Francia.
Hoy es socio de la ejecutiva de artículos de lujo Delphine Arnault (hija del hombre más rico de Francia, Bernard Arnault), es copropietario del periódico Le Monde y respaldó la candidatura presidencial de Macron.
Niel creó escuelas de codificación sin pago de matrícula en París y Silicon Valley y ha invertido 250 millones de euros (US$ 285 millones) en un campus nuevo, Station F, que se inauguró el año pasado en un cavernoso antiguo depósito ferroviario en la capital francesa. La experiencia en seguridad automotriz hizo que Fofana ganara un lugar en el programa Founders de Station F para empresarios sin experiencia y ahora está en conversaciones para recaudar fondos con posibles inversores.
Niel dice que Francia generará 10 compañías con valoraciones de más de US$ 1,000 millones en los próximos tres años. Tenga cuidado con los otros empresarios poco convencionales que patrocina:
Morlet, de 28 años, abrió una cadena de ópticas pese a no tener un diploma de secundaria y no sabía nada sobre la venta de gafas. Morlet se formó como electricista mientras trabajaba en el operador ferroviario estatal SNCF. Lunettes Pour Tous (Gafas Para Todos) es ahora un negocio rentable con más de 20 millones de euros en ingresos el año pasado y ocho tiendas en toda Francia.
Klaba, de 43 años, recibió dinero de Niel para establecer centros de datos para competir con Amazon.com Inc. en Roubaix, una de las ciudades más pobres del norte postindustrial de Francia. OVH Groupe SAS de Klaba fue valorado en más de US$ 1,000 millones en su última ronda de recaudación de fondos y se está expandiendo a Estados Unidos.
A sus 35 años, opera una cartera de inversiones para emprendimientos de Niel por varios cientos de millones de euros. Autodenominado "problemático" en la escuela que pasó por la universidad y se desvió entre trabajos mal pagados y atendiendo mesas en el restaurante de su padre. Niel lee los informes de inversión de De la Rochebrochard varias veces a la semana y generalmente les da luz verde. Uno de ellos fue Zenly, en el que Niel invirtió alrededor de 4 millones de euros y que fue vendido a Snap Inc. por US$200 millones el año pasado.