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En las fantasías más alocadas de los ingenieros de la telefonía celular, la red móvil del futuro controla nuestros autos, permite a nuestros refrigeradores hablar con el supermercado para pedir más leche y suministra conexiones rápidas y fiables de banda ancha a nuestros hogares para que podamos cortar los lazos con las empresas de TV a cable.

Pero llegar a eso les va a costar a las operadoras de telefonía celular, los fabricantes de chips, los productores de dispositivos y los desarrolladores de software unos US$ 200,000 millones por año en investigación y gasto de capital. 

Los ingenieros están trabajando duro para superar la interferencia de árboles y la lluvia de modo de brindar una señal lo suficientemente fuerte como para procesar tanta demanda.

Incluso de tener éxito, será difícil obtener ganancias con esa inversión en una industria que ya no está creciendo mucho. En la mayoría de los países desarrollados, como Estados Unidos, el mercado de telefonía celular alcanzó la saturación y hay pocos abonados nuevos para inscribir sin ofrecer precios más bajos que los rivales.

“Históricamente, la evolución de la tecnología 1G a la 4G fue bastante sencilla del punto de vista empresarial y tecnológico”, dijo Chetan Sharma, consultor en telefonía celular. “Los ingresos crecieron en forma proporcional al uso”.

El futuro
El futuro de 5G, como se conoce a la nueva generación de redes de telefonía celular, ya está comenzando, en tanto un puñado de operadoras, entre ellas Verizon Communications Inc., pasa de las pruebas a la implementación. Los primeros estándares técnicos que todos pueden usar para diseñar sus redes, celulares y chips para 5G se publicarán en una cumbre que comienza este lunes en Lisboa.

La mayoría de las empresas de telefonía celular apunta al 2020 para el lanzamiento inicial de la tecnología, que promete velocidades 10 veces más rápidas y menos latencia, o sea, tiempo de retraso en la transferencia de datos al solicitársela.

Después, los ingresos de las operadoras de telefonía celular crecerán un 2.5% por año hasta el 2025, solo medio punto porcentual más de lo que crecieron los cinco años anteriores, según GSMA, una asociación profesional del sector.

Esta vez, no queda claro que la red 5G vaya a rendir más ingresos hasta quizá dentro de cinco o diez años, dijo Sharma. Nuevas aplicaciones como el internet de las cosas –el uso de conectividad inalámbrica para permitir que máquinas en las fábricas hablen entre sí o que coches autónomos en la carretera hablen con los semáforos– podrían tardar años en materializarse y quizá no rindan tanto dinero.

Algunas empresas, entre ellas Verizon, apuntan a ganar dinero ofreciendo tecnología 5G como alternativa a las conexiones residenciales de banda ancha, en competencia con los proveedores de cable y líneas telefónicas fijas. Los costos altos podrían volverlo inviable comercialmente.

“Todas las operadoras buscan 5G para brindar banda ancha fija inalámbrica, pese a que la tecnología no es particularmente adecuada para eso”, dijo Craig Moffett, analista de MoffettNathanson LLC. “Esto se debe en gran parte a que es casi imposible identificar otras oportunidades de ingresos reales para la tecnología”.

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