¿Cómo ha sido el trabajo con la UTP?

Una aula virtual permite crear espacios para que grupos, conformados por maestros y estudiantes, puedan compartir herramientas o inquietudes, de tal forma que toda esta información sirva de apoyo para las clases presenciales. "Un profesor y un alumno necesitarían para tener interacción entre ellos, en el aula y fuera de ella", menciona, Gustavo Mejía, director regional de .

En esa línea, señala que antes se veía la virtualidad como una educación menos fuerte, pero ahora - con el uso de tecnología - se ve que la fuente de conocimiento no solo la tiene el profesor.

"El alumno ya puede llegar a su clase mucho más informado, incluso retar un poco la visión de ese profesor. Eso indica que estamos cambiando la forma de educar y adquirir conocimiento. ¿Y por qué tener un aula virtual o usar tecnología? Porque la información está ahí y podemos darle muchos usos y encontrar muchas fuentes", mencionó.

¿Cómo será la evolución de las aulas virtuales en Latinoamérica?
Mi experiencia solo está en tecnología, pero viendo lo que está pasando y la interacción con las instituciones, no es el futuro, ya está pasando. Varias instituciones ya están entendiendo la importancia de LMS (‘learn management system’) que ayuda a tener datos más rápidos de cómo son las interacciones de los estudiantes, de cómo se comporta con el contenido y la experiencia, si se debe cambiar, seguir o motivar más.

El futuro es ahora e incluye tener más fuentes de conocimiento, potenciar y optimizar las actividades de los estudiantes en la plataforma con mucha más información.

¿Qué barreras encuentran en la región?
No barreras, sino desafíos que como región estamos mejorando con actividad y la tecnología está mejorando para que se pueda tener una plataforma con versiones off line, sin conectividad; y el otro desafío es la resistencia, el statu quo. En América Latina hay miedo al cambio, aunque es algo global. En la región se están dando grandes cambios a  la innovación, pero hay miedo al cambio aún, es el mayor impedimento, el pensar que ese cambio puede ser traumático, y la tecnología ha demostrado que los cambios no lo son. Pasa un momento de resistencia y ya se entiende que lo que se está haciendo es para mejor.

Hace poco realizaron el Canvas Roadshow 2018, ¿en qué consistió?
Es una iniciativa que tenemos de forma global, se hace en todas las regiones. La idea es que este evento sea un viaje por la región: comenzamos en México y vamos a terminar en Chile y Argentina, pasando por Brasil, Colombia y Perú. La idea es promover conocimientos, intercambiar información, trabajar el networking entre instituciones de Latinoamérica.

También queremos enfocar todo a conceptos, estadísticas, datos, experiencias para que las instituciones vean lo que están haciendo
el resto de sus pares en innovación y tecnología. 

¿Cuál fue el trabajo de la UTP?
La UTP abrazó el proyecto de Canvas y forma parte de un holding para nuestra firma, para demostrar el proyecto de innovación. La relación con nuestros aliados es ayudarlos a crecer, más allá de proveer servicio, mostrarles y transferir conocimiento, ya que Canvas es una plataforma abierta que permite innovaciones. La relación con ellos es de alianza.

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