¿Y qué le dirías a alguien que en todo ve dificultades? Hay que desbrozar el camino. Sí, le diría eso. Hay que desbrozar el camino.
Toda tarea, actividad o proyecto que queramos realizar siempre tiene el peligro de verse obstruido por dificultades. Algunas veces estas dificultades son verdaderos obstáculos que hay que gestionar con seriedad. Pero la mayoría de las veces, encontramos dificultades aparentes que van más en la línea de impedimentos menores que aparentan ser mayores, pero que son fácilmente retirables.
Pensemos en los caminos en el campo. Son senderemos que hemos creado para poder circular. Sin embargo, las lluvias y la propia naturaleza facilitan el crecimiento de vegetación, ramas y raíces que poco a poco van ocultando el camino. Si lo desatendemos el camino puede desaparecer; pero si continuamente limpiamos la broza, es decir, retiramos esas ramas y raíces, vemos siempre claro el camino y podemos aprovecharlo para llegar a buen destino.
Cuando lo hacemos oportunamente, basta usar nuestras manos para limpiarlo. Si dejamos pasar tiempo podemos tener que necesitar una desbrozadora manual. Esas de motor simple que mueven un disco con tres pequeños látigos que al girar cortan las ramas y raíces ligeras. Pero si pasa más tiempo podríamos tener que utilizar una desbrozadora movida por un tractor o incluso llegar a necesitar sierras eléctricas para limpiar el camino.
Pues con las dificultades pasa lo mismo. Si desbrozamos el camino en cuanto aparecen los primeros brotes de dificultades, la tarea será simple. Pero si tardamos en decidirlo y dejamos que se profundicen, será muy difícil luego erradicarlas.
En la vida continuamente emprendemos caminos. Algunos no encontramos grandes dificultades porque a la primera que aparece ya las estamos eliminando. Pero otros nos ahogamos y nos secamos en ellas en lugar de retirarlas y dejamos que se hagan más y más grandes. Ocupamos el tiempo en quejarnos en lugar de desbrozarlas. Y eso lo hace cada vez más difícil.
Quejarse hace ruido y no resuelve. Quejarse ocupa tiempo y no resuelve. Quejarse desmotiva y no resuelve. Quejarse agota y no resuelve. No te pases la vida en quejas. Aprovecha cada instante para perseguir ese futuro que no quiere llegar.
Sólo desbrozar el camino lo limpia para ver muy fácil por dónde hay que ir. Quitemos todo aquello que nos estorba y nos oculta el camino. Eliminemos sin dudar los obstáculos que no son importantes para ver mejor y concentremos el esfuerzo en aquellos más complejos para así lograr el resultado que buscamos con éxito. Que la perseverancia nos acompañe para no cansarnos.
Por eso, frente a las dificultades, hay que desbrozar el camino.