Ecuador se ha puesto al frente de “la revolución de las pequeñas cosas”, como se define el programa Palancas, que busca generar cambios sociales con políticas públicas ideadas por la sociedad civil y que ha tenido en este país una de sus primeras experiencias en Latinoamérica.
Así lo destacó la presidenta de la Fundación Felipe González, Rocío Martínez-Sampere, cuya institución impulsa estas pequeñas y “humildes palancas” de cambio en Ecuador junto a la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y la Fundación Cofuturo.
“Hay mucho talento en las sociedades. El caso de Ecuador lo cogimos como referente. Quisimos empezar la expansión iberoamericana de este proyecto de la revolución de las pequeñas cosas porque creemos que Ecuador está en un momento muy interesante y que la sociedad es muy participativa”, destacó Martínez-Sampere.
Fruto de un trabajo que comenzó antes de la pandemia del COVID-19 y que siguió durante la emergencia sanitaria es el libro del proyecto Palancas Ecuador que se presenta este martes en Quito con 24 “palancas”, de las que 17 son propias de Ecuador, 4 globales y 3 de otros países, pero aplicables también al caso ecuatoriano.
“Esa es la grandeza de hacer esto en todo el espacio iberoamericano. Vivimos en un mundo global y la idea es que las propuestas que hemos encontrado en España sirvan en Ecuador, y que las de Ecuador sirvan en Colombia”, apuntó Martínez-Sampere.
Ideologías al margen
Para la presidenta de la Fundación Felipe González, la clave de este “espacio de cocreación de políticas públicas” es dejar a un lado las ideologías porque, “cuando la gente se sienta a hablar de cosas concretas, está más de acuerdo de lo que se pensaba al inicio”. “Los países de nuestro entorno están hiperpolarizados, parece que no tengamos que ver los unos con los otros, pero cuando te sientas a hablar de cosas concretas, hay acuerdos”, sentenció Martínez-Sampere.
Lo fundamental es, según Martínez-Sampere, que el ciudadano sepa cambiar el chip para pasar de la queja a la propuesta, con ideas sencillas y fácilmente aplicables desde las instituciones que deben llevarlas a cabo. “Son aportes humildes pero concretos y consensuados que tienen que ver con experiencias vitales de la propia gente que participa. Al final, los ciudadanos tienen ganas de que salgan adelante, piensen lo que piensen y voten a quien voten”, añadió.
Consensos desde la transversalidad
Ecuador no fue la excepción, y entre las más de 100 personas que participaron en esta experiencia primó “la transversalidad no solo ideológica, sino también profesional y geográfica”.
Así, entre las propuestas surgidas en Ecuador, hay una iniciativa de educación inclusiva de la presidenta de la Fundación Cienpiés, Diana Armijos, otra reactivación económica con canales digitales en los mercados de Quito e incluso una de memoria histórica de la nacionalidad indígena kichwa.
Hasta ya hay una en aplicación, consistente en la sostenibilidad y movilidad en Guayaquil con la promoción de una conformación de ciclovías en la ciudad. “No estamos hablando de políticas que impliquen un gasto presupuestario enorme ni de hacer una gran reforma de país. Palancas no quiere sustituir a nadie en sus funciones.
Es un tema más de voluntad de hacer esta política”, aclaró Martínez-Sampere. Canalización de propuestas Ahora el programa Palancas en Ecuador se centrará en hacer llegar el libro con las 24 propuestas a las instituciones de todo nivel, desde el Gobierno nacional a los gobiernos regionales y municipales que tienen la capacidad de poner en marcha estas políticas y generar los cambios.
“Es una contribución de la sociedad civil para que puedan pasar estas cosas y para involucrar a mucha gente que tiene más ganas de participar de lo que uno pueda pensar leyendo la prensa, por ejemplo”, apuntó Martínez-Sampere.
Mientras, el programa de Palancas, que además de en Ecuador también está presente en Colombia tras haber dado el salto desde España, prevé continuar su expansión por Latinoamérica a través de Perú y la República Dominicana.
“Mi ilusión sería que dentro de dos o tres años podamos tener un repositorio iberoamericano de Palancas, donde haya más de 150 propuestas que puedan servirle a cualquier presidente, legislador o alcalde”, reconoció Martínez-Sampere.
“Espero que estén todas ahí juntas y sean realmente una articulación iberoamericana y ayude a que nuestros países mejoren. El fin final es ayudar a mejorar las sociedades en las que vivimos”, concluyó.