Bloomberg.- Los asesores de , que comprenden a su líder, rivalizan en ser el más ostentoso al calificar su victoria de "histórica", señala el analista de Bloomberg, Albert Hunt.

Tal afirmación amerita un examen profundo. Ciertamente, el ascenso de a la Casa Blanca fue inusual y sorpresivo, incluso por el solo hecho de haber dado lugar al presidente con menor experiencia política y probablemente menos calificado de la historia de Estados Unidos.

También porque podría tener consecuencias duraderas en cuanto a la forma de la Corte Suprema, las expectativas de guerra o de paz, la eliminación de regulaciones y la red de protección social.

Pero las elecciones realmente históricas son las que reestructuran o realinean la política estadounidense. Existen varias razones para creer que el 2016 no es una de esas elecciones.

Generalmente, los historiadores políticos consideran que hubo tres elecciones de clara realineación. La primera fue en 1828, cuando Andrew Jackson movilizó las pasiones populistas, trasladó el centro del poder hacia el oeste y marcó el inicio de una era de expansionismo.

Luego, en 1896, William McKinley mejoró la coalición de empresas y agricultores exitosos que mantuvo a los republicanos en el poder durante 28 de los siguientes 36 años.

En 1932, el Nuevo Trato de Franklin D. Roosevelt forjó una coalición del Partido Demócrata que también gobernó 28 años en un total de 36.

De este modo, según Walter Dean Burnham, autoridad en elecciones estadounidenses, las realineaciones acontecen en ciclos de 36 años.

Otras dos elecciones también conmocionaron las pautas de votación. Una fue la competencia de 1980, cuando Ronald Reagan unió a los evangélicos del sur con los demócratas de clase obrera del norte en el redil republicano.

Luego, en el 2008, los electores jóvenes, los habitantes de los suburbios y los miembros de grupos minoritarios transformaron a Barack Obama en el primer presidente afroamericano. Pero estos triunfos resultaron menos decisivos y duraderos.

Lo mismo se puede esperar del 2016"La evidencia actual no sugiere que esta fuera una elección de realineación en la que los votantes demócratas deciden ser republicanos o los republicanos deciden ser demócratas", dice David Carpenter, catedrático de gobierno estadounidense de la Universidad de Harvard.

El mes pasado no ocurrieron traslados significativos de votantes de un partido a otro. Tanto republicanos como demócratas votaron 10 a uno por sus candidatos respectivos.

La diferencia entre el 2.1% de ventaja del voto popular de Hillary Clinton y el margen de 3.9% de Obama hace cuatro años representó un ligero aumento republicano y una leve caída demócrata.

triunfó en el Colegio Electoral al tener un mejor desempeño estratégico en estados oscilantes importantes.

La diferencia entre las elecciones de realineación y las otras es notable. Jackson, McKinley y Roosevelt ganaron de manera decisiva tanto en la votación popular como en el Colegio Electoral y cambiaron la cara de la política estadounidense durante una generación. Reagan y Obama también lograron grandes victorias, pero sus coaliciones no perduraron.

Actualmente, no está claro qué es el trumpismo. Se presentó como un movimiento populista contra Wall Street, centró sus críticas en Goldman Sachs y luego eligió a ejecutivos actuales y anteriores de Goldman para ocupar cargos de primer nivel.

Un eje central de su colérica campaña fue la promesa de reorganizar Washington para "drenar el pantano" de los intereses particulares. El ahora ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, consejero ocasional, dice que solo fue una maniobra de campaña.

El ex jefe de campaña de , Corey Lewandowski, dio un paso al costado para conformar una empresa consultora para asesorar a las corporaciones sobre cómo lograr acuerdos con el gobierno de Trump.

No queda claro si tiene la capacidad para reorganizar el Partido Republicano a su imagen, cualquiera que esta sea. ¿Se transformará en el partido del proteccionismo, de la oposición a la inmigración y del nacionalismo blanco? Eso no encaja con los republicanos tradicionales.

¿Y algunos de los blancos de los estratos bajo y medio que confían en los programas federales de salud y ayuda para la jubilación se sumarán al fervor antigubernamental del presidente de la Cámara, Paul Ryan, o del grupo liberal de derecha Freedom Caucus?

Lo que logró con éxito fue aprovechar la indignación que muchos votantes sienten hacia las élites urbanas y académicas que, según ellos, los miran con desprecio.

Para muchos de estos votantes, Clinton personificaba esa actitud. Cierta evidencia anecdótica sugiere que el apoyo a y la incorporación a sus fuerzas se incrementaron en septiembre después de que Clinton catalogara a la mitad de los simpatizantes de Trump de una "cesta de deplorables".

El reto de convertir a esto en una mayoría permanente es abrumador. "Esta será una coalición muy difícil de mantener unida", dijo el catedrático Carpenter.

Si para el 2052 los republicanos con la impronta de dominan las elecciones presidenciales, El 2016 merecería ser denominado un año de elección de realineación.

Las probabilidades de que eso ocurra no son mucho mejores que las expectativas de que Vladimir Putin se transforme en un demócrata jeffersoniano.