El último jueves, un grupo de representantes de partidos políticos pidieron que el presidente de la República, Francisco Sagasti, solicite una auditoría a la OEA para que se conozca la verdad de la segunda vuelta electoral entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori. La ex lideresa del PPC, Lourdes Flores, señaló que existe el “precedente de Bolivia”, y “es el camino para reconducir las cosas”, ante un sistema electoral que ha perdido credibilidad y legitimidad . Pero, ¿cómo la OEA hizo una auditoría a las elecciones del 2019?
El 20 de octubre del 2019, Evo Morales, el entonces presidente en ejercicio de Bolivia, buscaba un cuarto mandato en las elecciones generales del país, y se impuso con el 45.28% de los votos al candidato opositor Carlos Mesa, que logró el 38.16%, en el primer reporte de conteo rápido.
La Organización de Estados Americanos (OEA) desplegó una Misión de Observación Electoral (MOE) para monitorear la votación en los comicios bolivianos, y emitió en un primer reporte una serie de irregularidades entre ellas que Tribunal Supremo Electoral de Bolivia difundió con el 83.85% de las actas verificadas, resultados preliminares, donde el binomio del MAS-IPSP por el que postuló Morales obtenía el primer lugar con el 45.71% de los votos, contra un 37.84% de Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa
“La diferencia entre el primero y el segunda era, por lo tanto, de un 7.87%. La transmisión de resultados electorales preliminares (TREP) estaba funcionando correctamente y cumplía con su objetivo primordial: informar el resultado de las elecciones en el menor tiempo posible”, señalan en su informe.
Cabe señalar que la ley electoral boliviana establece que el ganador de las elecciones debe obtener más del 50% de los votos, o una diferencia de más de 10 puntos porcentuales respecto a su contrincante.
Sin embargo, cerca de las 11 de la noche de ese domingo, los resultados no se continuaron actualizando y fue por ello, que la OEA exhortó públicamente al tribunal que explicara por qué se había interrumpido. Pero en las casi 24 horas que el sistema estuvo suspendido, el TSE no aclaro ninguno de los cuestionamientos de la población. Para ese momento, la conflictividad social ya estaba por estallar.
Las protestas contra el presunto fraude electoral se extendieron por todo el país luego que el sistema incorporó los votos provenientes del extranjero, el candidato Morales alcanzaba el 46.87%, en tanto que el candidato Mesa quedaba en 36.73%, ampliándose la diferencia a un 10.14%.
El 25 de octubre, el TSE anunció resultados oficiales que mostraron que Morales ganó en la primera vuelta con un margen de 10.56 puntos porcentuales de diferencia con Meza, pero las manifestaciones no cesaron.
Solicitan auditoría
Tres días antes el gobierno de Bolivia pidió a la OEA que audite los comicios del domingo 22 y fue el 31 de octubre que el Grupo de Auditores (GA), bajo los auspicios del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la OEA, inició su trabajo en Bolivia iniciaron su trabajo.
Y fue el 10 de noviembre del 2019 que la OEA recomendó en un informe preliminar la repetición electoral después de evidenciar “irregularidades” que le impidieron validar la votación del 20 de octubre. Las Fuerzas Armadas le sugirieron a Morales que abandonara el cargo.
El exmandatario tuvo que renunciar a la presidencia denunciando un golpe y viajar a México donde se asiló. La senadora Jeanine Añez asumió la presidencia de forma interina desde el 12 de noviembre del 2019 hasta el 8 de noviembre del 2020.
OEA ratifican irregularidades
Finalmente, el 5 de diciembre del 2019 - cuarenta y cinco días después de las elecciones presidenciales en Bolivia - la OEA dio a conocer este miércoles su informe final sobre este proceso concluyendo que hubo “operaciones dolosas” en las elecciones del pasado 20 de octubre y que alteraron “la voluntad expresada en las urnas”.
El documento del organismo internacional señaló que en las “acciones deliberadas que buscaron manipular el resultado de la elección”, el documento menciona la “paralización intencional y arbitraria, sin fundamentos técnicos, del Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (TREP)”, conocido como conteo rápido.
“Todos los análisis del equipo técnico permiten determinar que la paralización del sistema TREP no fue un accidente ni una decisión basada en fundamentos técnicos. Fue simplemente una decisión arbitraria, cuyo propósito incluyó la manipulación de la infraestructura informática”, subraya la OEA.
El informe detalla que el equipo auditor detectó “una manipulación dolosa de los comicios en dos planos”: a nivel de las actas, a partir de su alteración y la falsificación de las firmas de los jurados de mesas, y de los resultados, a raíz del redireccionamiento del flujo de datos a dos servidores ocultos.
“Los hallazgos detallados revelan, asimismo, la parcialidad de la autoridad electoral”. El equipo auditor no puede ignorar el conjunto de manipulaciones e irregularidades observadas a través del trabajo en terreno y del análisis de las más de 200 denuncias y comunicaciones con información que se recibieron”, describe el texto de la OEA.