Calidad del equipo (Foto: iStock)
Calidad del equipo (Foto: iStock)

Por Lorena Salgado, gerente regional de Asuntos Corporativos de Belcorp

Alrededor del mundo, los ejecutivos han comenzado a preguntarse no solo cómo lograr sus estrategias comerciales y aumentar su rentabilidad, sino también si las organizaciones a las que representan son socialmente responsables, están contribuyendo al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y cómo pueden maximizar su rol en la transformación de la sociedad.

En Perú, desde hace algunos años, compañías líderes en sus sectores ya entienden a sus negocios bajo el enfoque de Valor Compartido, postulado en el 2006 por Michael Porter y Mark Kramer. Esta nueva forma de comprender el rol de las empresas en la construcción de la sociedad supone ir más allá de la Responsabilidad Social Empresarial y de las utilidades inmediatas a corto plazo para aplicar una estrategia de largo alcance que combine la ganancia de la empresa con el bienestar social.

Este enfoque establece que generar un impacto positivo en el entorno puede, a su vez, significar un mejor desempeño económico para las empresas. La creación de valor, explican los autores, debiera comprender tanto la generación de utilidades para los negocios y progreso social y desarrollo sostenible para las comunidades.

Acortar brechas

Por medio del Valor Compartido, es posible acortar las brechas para lograr el cumplimiento de los ODS; tarea para la que es necesaria el compromiso de los gobiernos y el sector privado. En Perú, es mucho aún lo que nos queda hacer por llegar a la meta del 2030. A la fecha, el país no ha logrado hacer realidad ninguno de los 17 ODS y si seguimos brechas al ritmo actual, solo se espera que logremos cumplir con dos de ellos.

Los ejemplos de países con mayor experiencia en la aplicación de este enfoque demuestran que existen tres caminos para lograr crear valor compartido. El primero es al concebir nuevos productos y mercados a través de la innovación, con el objetivo de que estos puedan resolver las necesidades de la sociedad.

Una segunda forma es redefiniendo la productividad en la cadena de valor, lo que sin duda trae consigo profundas transformaciones sociales. Para que esta estrategia tenga éxito, sin embargo, es fundamental que las empresas internalicen y aseguren una relación ganar-ganar con la comunidad.

Finalmente, se puede generar valor compartido facilitando su desarrollo mediante alianzas, teniendo en cuenta que el trabajo en conjunto con otras organizaciones permite acelerar las intervenciones, compartir aprendizajes y ampliar el impacto positivo en las comunidades.

Cada día son más las empresas que comprenden que sus principales activos, como su tecnología, conocimiento, talento humano y capacidad de producción y comercialización pueden jugar un rol en la generación de mejores condiciones sociales, económicas y ambientales para el país. Mientras más sean las empresas que se unen a esta nueva forma de hacer negocios, mayor será el impacto que logremos en nuestro entorno, y también mayor será el aprendizaje y los beneficios para la comunidad empresarial.

Tener éxito

Tal y como Michael Porter indica “las empresas que tengan como estrategia el valor compartido son las que van a tener éxito en los próximos 20 años. Esta es la oportunidad de crecimiento y de innovación más grande de la economía global, y el siguiente capítulo en la mentalidad de los gerentes”.

La generación de valor compartido debe tratarse no como un gasto, sino como una inversión a mediano y largo plazo ligada con el éxito del negocio. Para que esto sea realidad, se necesita un sólido compromiso de la alta dirección para involucrar a todos los colaboradores de la organización. Asimismo, las compañías deben entender que el proceso implica un esfuerzo estratégico y una asignación de importantes recursos para impactar el desarrollo diario de las actividades del negocio.

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