Mari Loli Camarero, miembro del Comité Consultivo de CADE Ejecutivos 2018
Es una realidad que las empresas enfrentan entornos de negocios cada vez más complejos: la demanda creciente por materias primas genera mayores presiones sobre los recursos naturales; los impactos del cambio climático; las nuevas regulaciones; los efectos de la globalización; las exigencias de los consumidores y ciudadanos más informados y más críticos. Todos estos elementos están obligando a los altos directivos alrededor del mundo a redefinir el modelo de negocio tal y como se conoce el día de hoy para mantenerse vigentes y competitivos.
Los ejecutivos están tomando conciencia de las potenciales amenazas y retos que ponen en jaque la sostenibilidad de sus operaciones, y esto supone ser más creativos respecto a cómo adaptarse a ellos y aprovecharlos como ventajas competitivas.
Cada vez es más común escuchar en las mesas de directorios y gerencias definiciones de acciones estratégicas que buscan transformar el modelo de negocio convencional y puramente transaccional por uno que genere "valor compartido" con sus diferentes grupos de interés. Esto es música para los oídos de quienes creemos genuinamente que las empresastienen un rol fundamental en contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas.
Desde una perspectiva de negocios existen muchas razones para introducir la gestión de sostenibilidad dentro de la estrategia corporativa. En primer lugar, porque generalmente esto implica revisar nuestros procesos internos para mejorarlos generando eficiencias ambientales y económicas. En segundo lugar, porque nos permite identificar oportunamente los riesgos que podrían afectar nuestras operaciones y hacerles frente con responsabilidad y de manera efectiva. Y por último, porque tener una estrategia de sostenibilidad definida e incorporada en el negocio nos asegura estar listos para atender las demandas de los nuevos consumidores por productos y servicios que tengan un impacto positivo en el medio ambiente y en la sociedad. Es decir, poder desarrollar "marcas con propósito".
En concreto, el caso de negocio para la sostenibilidad no solo es importante por su relación a los factores ambientales y sociales y su contribución con el planeta y sus habitantes, sino porque nos permite entender cuáles son las amenazas y riesgos que nuestras operaciones actuales enfrentan y aprovechar las oportunidades comerciales que se generan precisamente de estas.