No recuerdo exactamente cuándo conocí a Julio Lira. Creo que “toda la vida” profesional. Llegó a ser -sin duda- un referente del periodismo económico del país. Departimos intermitentemente en muchos eventos a lo largo de este siglo. Soy testigo de su cariño por el Perú, su profunda vocación democrática y su compromiso inquebrantable con los hechos y su análisis.
A lo largo de su carrera fue un ejemplo de dedicación al oficio, de discreción y objetividad. Era una persona leal, de opiniones muy ponderadas y un estilo sin reflectores.
El día de la noticia de su fallecimiento, decenas de economistas lamentamos su partida en las redes sociales, en particular en WhatsApp. Solo se leían palabras de lamento y que resaltaban su persona.
Julio sabía de los males del populismo que habíamos vivido en los 70s y 80s y que reaparecían por pulsiones en cada gobierno y Congreso. Gestión pone al alcance de sus sunoscriptores con anticipación a otros medios lo que el ejecutivo y el Congreso tejen o traman hacer en los diversos sectores económicos.
Con Gestión logró un balance entre las noticias de los negocios, la marcha de la economía, el desempeño de las políticas publicas y la parte puramente política y sus efectos en la economía.
Bajo su dirección, el diario entró en la era digital, con pruebas y errores, como todo el mundo. Hoy vemos un medio digital y escrito bien logrado. Y con independencia editorial, algo no menor en estos tiempos.
Gestión es el diario de economía y negocios del Perú y Julio Lira ha sido el artífice principal de ese logro. Lamento mucho su temprana partida. Deja un vacío difícil de llenar. Ya su equipo seguirá su derrotero profesional y llevará al diario a la altura de los nuevos tiempos, siempre bregando en búsqueda del desarrollo del país, como hubiese deseado su querido director.