Analista político
Estamos a pocos días de las elecciones, y los peruanos estamos ante dos interrogantes que nos tienen entre el miedo y la incertidumbre: ¿se avecina una tercera ola tan fuerte como las dos anteriores, y con ella nuevas restricciones y más crisis?, y ¿quiénes pasarán a la segunda vuelta? A muchos, a estas alturas, la segunda interrogante les da más miedo y les genera más preocupación que la primera.
La pandemia y sus olas han hecho que la campaña electoral se sienta recién en las últimas dos semanas, en las que las encuestas muestran similitudes en las tendencias, pero diferencias en las ubicaciones.
Los candidatos han empezado a tomar acciones que buscan, en unos casos, asegurar los supuestos primeros lugares y sacar mayor ventaja; y en otros, llamar la atención a cualquier precio para dejar los lugares más bajos de la tabla de posiciones.
El riesgo en ambos casos es que esa ambición y/o desesperación se hagan evidentes, y lleven a cometer gruesos errores, que en esta etapa de la campaña pueden ser determinantes. El lenguaje y las afirmaciones se radicalizan, las actitudes se remarcan o exageran, y los exabruptos se hacen más notorios y difíciles de manejar.
El escenario nos muestra dos posiciones a los extremos: Rafael López Aliaga y Pedro Castillo, quien ha puesto a Verónica Mendoza en una posición incómoda, ante la disyuntiva de correrse al centro para la disputa con Lescano, o radicalizarse más para no perder su espacio original.
Esto ha hecho que parezcan más de centro Keiko, Forsyth, De Soto, Urresti y Acuña, y que Lescano parezca menos de izquierda de lo que varios señalan.
Al ciudadano le gustan las afirmaciones fuertes, los ataques frontales, la oposición dura, y hasta las amenazas públicas. La gran pregunta es si este ciudadano, ya convertido en elector, va a preferir esa apuesta radical para los próximos cinco años, o va a alejarse de los extremos por temor al radicalismo, y va a preferir finalmente regresar –como siempre- al centro. Si esta última fuese la opción, y las preferencias se redireccionan por temor o decepción, todo puede pasar entre cinco candidaturas.