Editorial de Gestión. La ratificación del premier más que una señal de confianza o apoyo a su labor, que por cierto es más que criticable, es una muestra de la falta de capacidad para convocar del mandatario.
Editorial de Gestión. La ratificación del premier más que una señal de confianza o apoyo a su labor, que por cierto es más que criticable, es una muestra de la falta de capacidad para convocar del mandatario.

RECOMPOSICIÓN DEL GABINETE. Conocida la noticia de que Aníbal Torres había puesto a disposición de Pedro Castillo su cargo como presidente del Consejo de Ministros, una parte del país esperaba que fuera una señal y el inicio para armar un gabinete de “ancha base”, con la intención de buscar acuerdo entre el Legislativo y el Ejecutivo. Sin embargo, no fue así. No en vano el jueves pasado destacábamos el silencio presidencial frente a la decisión de Torres y dejamos sentada la duda de si realmente se daría su salida.

Finalmente, eso no ocurrió y Torres se mantiene en el cargo. Pero la ratificación del premier más que una señal de confianza o apoyo a su labor, que por cierto es más que criticable, es una muestra de la falta de capacidad para convocar del mandatario. A pesar de lo que pudiera escribir en su Twitter, lo cierto es que conserva a Torres porque no encontró con quién reemplazarlo, y lo mismo habría sucedido con otras carteras, como Agricultura, donde por más que buscó no logró convencer a ninguno de los llamados. Apenas tres nuevos nombres ha podido sumar en esta oportunidad al gabinete: Miguel Ángel Rodríguez Mackay en Relaciones Exteriores, quien ya había tenido un acercamiento con el gobierno al ser jefe de asesores del despacho en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, en junio de este año; Kurt Burneo en Economía y César Paniagua en Vivienda, a quien la Contraloría, en diciembre del 2020, consideró responsable civil por irregularidades cometidas en su paso por la EPS Seda Cusco.

Para realizar sus siguientes tres cambios, Castillo solo ha podido recurrir a los ya conocidos. Así, como premio por su destacada defensa política, Alejandro Salas asume la cartera de Trabajo. Solo así se explica que un ministro cuestionado por su labor al frente del Ministerio de Cultura y recordado por lo sucedido en Kuélap, sea “premiado” con un ministerio tan importante y cuya labor repercute de manera directa en la formalidad del país. Por otro lado, Geiner Alvarado deja la cartera de Vivienda para asumir la de Transportes, y la censurada ministra Bettsy Chavez regresa para hacerse cargo de la cartera de Cultura.

Así, la recomposición del gabinete refleja que el presidente Pedro Castillo cada vez está más aislado, no cuenta con los cuadros necesarios para poder hacer los cambios que quisiera y no encuentra apoyo ni en el partido que lo llevó al gobierno. Y apenas acaba de cumplir un año de gobierno.

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