El Congreso necesita una administración más eficiente y transparente. (Foto: GEC)
El Congreso necesita una administración más eficiente y transparente. (Foto: GEC)

Desprestigio. En las últimas semanas, distintos medios de prensa han venido revelando varios casos de dinero público presuntamente malgastado o utilizado de forma controversial o poco transparente desde el, algunos de los cuales ya hemos comentado en esta página (ver Editoriales del 27/02/2023 y 21/02/2023).

Entre estos destacan, por ejemplo, la poca transparencia y potencial mal uso del presupuesto para viajes de varios, el ya eliminado almuerzo bufet de S/ 80 que reemplazó al menú previo de S/ 10.5 y que fue implementado en plena tras el último cambio de Gobierno y, más recientemente, los gastos aparentemente por encima de los precios de mercado en alfombras, televisores y alquiler de playa de estacionamientos.

Ciertamente no se trata de la primera vez que conocemos de este tipo de prácticas en el Congreso ni tampoco de la única entidad del Estado en la que ocurren cosas así. Pero en una coyuntura como la actual, aún sin salir de la crisis política y con un Congreso tan impopular, más incluso que el promedio de los últimos cinco años, este tipo de destapes tienen el potencial ya no solo de sumar al desprestigio del Legislativo, sino al del sistema democrático en general.

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Y con ello, aumenta cada vez más la posibilidad de que en una próxima elección, una parte importante del país termine votando por una alternativa antisistema.

Es por ello que resulta interesante la iniciativa legislativa planteada recientemente por la bancada izquierdista Perú Democrático, sobre la posibilidad de crear una Gerencia General de Administración y Finanzas en el Congreso con un gerente designado por Servir, para intentar mejorar así los estándares de calidad, independencia y transparencia de la administración congresal.

Dicho esto, si de verdad quiere lograrse este propósito, el mencionado proyecto de ley requiere de varios ajustes. Para empezar, el proyecto plantea que el gerente esté al mismo rango que el actual oficial mayor; solo se dividirían algunas funciones, lo que podría generar confusión y redundancia en ambos roles.

También se plantea que el gerente deba ser elegido entre los gerentes públicos de Servir, pero este podría ser un límite innecesario.

El Congreso necesita una administración más eficiente y transparente. De hecho, no existe realmente una justificación para que todo el Congreso no deba ya adecuarse al régimen de Servir, que tiene estándares de meritocracia y transparencia muy por encima de la mayoría de contratos públicos. Pero para lograrlo no basta con la intención. Se requiere de un plan meditado y efectivo.

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