Editorial: Cuando llueve ... (Foto: Andina)
Editorial: Cuando llueve ... (Foto: Andina)

INSTITUCIONES. Lo que está sucediendo con el presidente Kuczynski pone en evidencia que después de tantos casos de corrupción develados, que han involucrado a diversos funcionarios y empresas, la población tiene la incredulidad como consigna. Lo cierto es que este descrédito no afecta solo a un sector —como a algunos políticos les gustaría creer—, pues cuando llueve, todos se mojan. Así lo mostró la última encuesta de Pulso Perú en materia de instituciones, que realiza un análisis de la visión de la población sobre más de 20 entidades.

Los resultados revelan que apenas un 11% confía en los partidos políticos, solo un 16% en el Congreso, un 26% en el Gobierno y las empresas privadas con las justas llegan a un 30%. Promedios similares reciben cuando se les pregunta si dichas instituciones están cumpliendo adecuadamente con sus funciones. Es decir, más le valdría a cada una de estas instituciones parar el enfrentamiento mediático y además de mirar la paja en el ojo ajeno empezar a ver la viga en el propio.

Si bien el sector privado está acostumbrado a mirar al Estado (léase poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial) como los culpables de los problemas del país, esta encuesta debe hacerles revisar su propio accionar, pues las empresas privadas tampoco quedan bien paradas frente a la población.

Así, por ejemplo, menos del 20% de los peruanos percibe que las compañías le reportan al Estado con la verdad o que son transparentes en sus resultados económicos, y la mayoría considera que siempre buscan la manera de pagar menos impuestos o de sacarles la vuelta a las leyes cuando les conviene.

El comportamiento de las empresas en los últimos años solo ha ratificado esta percepción, tanto por acción —el presidente de un gremio fue sentenciado por defraudación tributaria, una gran empresa reconoce el pago de coimas, solo por poner un par de ejemplos—, como por omisión —ningún gremio ha tenido una actitud dura frente a los delitos cometidos por sus asociados, y los foros que han creado para evitar la corrupción solo han sido un saludo a la bandera—.

Mientras los gremios no muestren, con hechos, que de verdad tienen interés en hacer una poda y sancionar ejemplarmente a los socios que incumplan las leyes (no solo en casos de corrupción), poco se podrá avanzar.