REFORMA ELECTORAL. Sin duda, la necesidad de cambios en el país es un grito a voces. El actual Parlamento ha mostrado tímidamente la intención de realizar algunas modificaciones cuando le dio ese encargo a un subgrupo de la Comisión de Constitución. Aunque la forma en que se manejaron las recomendaciones puso en duda si había el interés de aprobarlas.

Desde el Ejecutivo también se habla de la necesidad de una reforma electoral e incluso el premier César Villanueva ya adelantó que están elaborando una propuesta. Los parlamentarios han decidido no esperar y seguir adelante con sus planteamientos, algunos de los cuales ya se aprobaron y se aplicarán en el proceso de las próximas elecciones regionales y municipales.

Lo cierto es que, tal como sucede con la corrupción, los peruanos están cansados de tener una clase política que termina envuelta en escándalos de mal uso del dinero público, falsedad sobre estudios o cargos o sancionada por diversos delitos. Así, la última encuesta de Pulso Perú muestra que la población desea poner más límites a los políticos a fin de evitar que este tipo de casos se repitan.

La mayoría —más del 80%— cree que los involucrados en un proceso penal en agravio del Estado, no deben ser candidatos, que todas las agrupaciones políticas deben elegir a sus aspirantes en elecciones internas supervisadas por los organismos electorales y que todos los postulantes a un cargo de votación popular deben permitir a la UIF el acceso a su secreto bancario y tributario.

Las dudas sobre algunos padres de la patria son tantas que la mayoría de peruanos está a favor de que se les retire la inmunidad a los congresistas. Sin duda, la forma abusiva en que en algunos casos se ha utilizado esta figura ha generado esa reacción en la población.

La vinculación entre política y lavado de dinero, tan investigada en estos días, hace que los peruanos estén de acuerdo con sancionar penalmente a las agrupaciones partidarias que no declaren el financiamiento de sus campañas electorales, obviamente esta información debe ser muy detallada y fundamentada, pues la ciudadanía está cansada de aportantes fantasmas, rifas o cocteles.

El Parlamento debe demostrar que su labor es representar la voluntad de los electores y que puede ponerle fin a la frase “otorongo no come otorongo”, completando la reforma electoral que la situación actual requiere.