CRECIMIENTO. No hubo anuncio presidencial, mucho menos conferencia de prensa. Ni siquiera un comunicado del MEF explicando los motivos –y prometiendo una pronta recuperación–. El PBI del 2019 creció 2.16%, con respecto al año previo, la tasa más baja desde el 2009 (1.0%), cuando la economía peruana sufrió los efectos de la crisis financiera internacional. En medio de la (negada) crisis ministerial, el Gobierno ignoró por completo el resultado del PBI del año pasado, aunque quizás si no hubiera autogenerado ese innecesario embrollo, tampoco hubiese sabido cómo informar sobre el mediocre desempeño de la economía.

Los motivos son variados. Algunos exógenos como la desaceleración global, sobre todo en China, Estados Unidos y la Unión Europea, que son los principales socios comerciales del Perú: nuestras exportaciones totales cayeron. Otro motivo que influyó negativamente fue la dotación de anchovetas, algo sobre lo que la naturaleza y el cambio climático tienen la última palabra –a pesar de lo que habría estado haciendo Imarpe–.

Pero el factor que influyó fuertemente en el resultado anual fue interno: la pobre capacidad de gasto de los tres niveles de Gobierno. Según el INEI, el avance físico de obras (inversión pública) se contrajo 7.02% el año pasado. Ni siquiera el milagroso aumento de los montos devengados los últimos días de diciembre, una fea costumbre cuyo objetivo es “maquillar” las cifras fiscales –y dar una imagen de falsa eficiencia–, pudieron apuntalar el acumulado anual, pues el INEI solo contabiliza lo efectivamente ejecutado. Por esa razón, la inversión pública se redujo 18.6% el último mes del 2019.

Más allá de lo desalentadoras que son las cifras de una desaceleración, donde la población realmente siente el problema es en sus bolsillos. Según la encuesta del INEI, el empleo creció 2.1% el año pasado en el país, casi a la par con el PBI, aunque el componente formal apenas se expandió 0.7%. Hay que precisar que solo el 26.2% de la PEA ocupada laboraba bajo condiciones formales. Esto explicaría, en parte, el estancamiento del ingreso promedio de los trabajadores, en términos reales. De hecho, en el periodo 2016-2019 lo que ha habido es una contracción. El grupo más afectado ha sido el de menores de 24 años y el desaliento juvenil no debe soslayarse, en especial en época electoral.

El 2020 no pinta bien. El FMI proyecta que el coronavirus le restará entre 0.1% y 0.2% al PBI global. Y hay exportaciones peruanas a China que ya están siendo afectadas. ¿Qué respuesta tendrá el Gobierno ante esta crisis?

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