Editorial de Gestión. La contracción de la demanda y el distanciamiento social han sido un duro golpe para emprendimientos que estaban comenzando a surgir.  (Foto: EFE)
Editorial de Gestión. La contracción de la demanda y el distanciamiento social han sido un duro golpe para emprendimientos que estaban comenzando a surgir. (Foto: EFE)

RETOS. Si bien se están reiniciando las actividades económicas paso a paso, no todas lo están haciendo al mismo ritmo. Entre las más afectadas figuran las vinculadas al turismo, que incluye a restaurantes, hasta transporte, agencias de viajes, hospedajes, artesanías, servicio de guías y esparcimiento. Aunque el 29 de junio el Ejecutivo oficializó el Fondo de Apoyo Empresarial a las mypes del sector (FAE-Turismo), por S/ 500 millones, este todavía no se activa porque hasta la semana pasada no contaba con reglamento operativo. El plazo para emitirlo venció en la quincena de julio.

El reinicio del turismo demorará. En primer lugar, porque es poco probable que los países recomienden a sus ciudadanos viajar a uno de los países con mayor número de contagios, sobre todo si la situación está desbordada en departamentos del sur, donde se ubican sus principales destinos. El transporte aéreo es uno de los perjudicados, tanto en el Perú como a nivel global, y ya se habla de que una consecuencia será la concentración del mercado y la desaparición de las marcas low-cost.

Entre las perjudicadas también figuran actividades que ya enfrentaban dificultades y cuya frágil situación empeoró con la cuarentena –y la lenta reapertura–. Es el caso de la confección de prendas de vestir y accesorios, que se vio obligada a cerrar fábricas y talleres mientras sí se permitía la importación de bienes sustitutos. El gran reto de este rubro será adaptarse al comercio electrónico, pero teniendo en cuenta que, a diferencia de la venta de bienes estandarizados, la atención al cliente es un tema mucho más crucial.

En cuanto a alimentos de exportación, la actividad enfrenta protocolos más estrictos. La agroindustria ha podido adecuarse, pues ya posee más de una década de experiencia, pero no así la acuicultura, que tiene menos tiempo compitiendo en el exterior, aparte de que adicionalmente estaría sufriendo una reducción de precios. Al parecer, tendrá que ponerse pausa al futuro prometedor que desde el Gobierno se atribuía a este rubro, así como a la fibra de alpaca, la destilación de pisco y la forestería, entre otros.

Asimismo, la contracción de la demanda y el distanciamiento social han sido un duro golpe para emprendimientos que estaban comenzando a surgir –como cervecerías artesanales o talleres de fitness–, así como para la cultura –museos, galerías, teatros o librerías–. Algunos de estos negocios están apostando por la tecnología digital para mantenerse a flote, pero mientras el covid-19 no sea contenido, no podrán comenzar su camino hacia la recuperación.

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