Pulso Perú
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INFRAESTRUCTURA. La brecha de infraestructura que enfrenta el país no es una tarea sencilla de resolver. En los últimos diez años, se ha dado una danza de cifras respecto a cuál es el monto de esa brecha, e incluso cada año que pasaba parecía que se inflaba, tal como sospechaba más de un ministro de Economía. Sin embargo, no hay duda de que existe una brecha que debe cerrarse y con calidad, un factor en el que no siempre hacían hincapié los famosos estudios.

La última encuesta de Pulso Perú revela que más del 60% de consultados considera que en su región no hay suficientes carreteras, puentes o vías de acceso, redes de agua y desagüe, hospitales, universidades, etcétera. Pero no solo eso, además de la infraestructura que falta, perciben que la existente tampoco cumple sus expectativas. Así, más del 60% no está satisfecho con los colegios, redes de agua y desagüe, ni con los campos deportivos.

Las carencias y la falta de calidad son tantas que atenderlas de golpe es imposible. Por eso, la mayoría de la población señala que lo más urgente es cubrir la falta de hospitales y centros médicos, luego carreteras y puentes, y en tercer lugar las redes de agua y desagüe.

Resolver el problema requiere de recursos, pero también de planeamiento. El Ministerio de Economía y Finanzas acaba de ofrecer a los gobiernos regionales realizar algunos cambios para facilitar la actualización de la programación multianual de inversiones, la declaración de nulidad de procesos y flexibilizar el proceso de incorporación de inversiones no previstas. También se ha comprometido a reformar el Fondo de Promoción a la Inversión Pública Regional y Local (Foniprel), para reducir los trámites y que el financiamiento del proyecto incluya el estudio de preinversión y ejecución de obra. Adicionalmente, se financiarán inversiones que no son proyectos, como rehabilitación de carreteras y diagnóstico de brechas.

Pero estos cambios no bastan, pues mientras casi un 80% crea que en la ejecución de obras públicas siempre hay corrupción será difícil conseguir la licencia social requerida para los proyectos. Además, las autoridades tienen que priorizar sus planes en función no solo de los que estén más avanzados sino también en función de los que generen rentabilidad social.

Cuando los peruanos sientan que las obras que se realizan tienen un propósito y generan un beneficio real podrán confiar más en sus autoridades y sentirán que sus impuestos son bien invertidos, todo lo contrario de lo que sucede ahora.