INFRAESTRUCTURA. Con S/ 14,139 millones asignados, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) es la segunda entidad con mayor presupuesto para este año, solo superada por el MEF (S/ 17,300 millones). El MTC destinará el 64% de sus recursos a la ejecución de obras de transporte –en especial terrestre–, lo que significa que su papel será clave para apuntalar la inversión pública y las economías regionales. Buena parte de ese gasto corresponderá a la reconstrucción.

Desde la semana pasada, el encargado de manejar ese enorme presupuesto es Edmer Trujillo, en reemplazo de Bruno Giuffra, quien pasó de destrabar megaproyectos (la Línea 2 del Metro y el Jorge Chávez) a eliminar peajes, reducir el presupuesto del 2017 del MTC y, por último, a ser protagonista de la caída de Pedro Pablo Kuczynski. Trujillo —quien fue el único que juramentó por adelantado en una señal de que el presidente Martín Vizcarra quería prescindir cuanto antes de un funcionario cuestionado— tiene que explicar si los procesos de destrabe recibidos han sido favorables para el Estado, sobre todo si aún falta firmar una adenda.

Trujillo también fue ministro de PPK –de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS)–, y aunque su paso por el Gabinete no fue un proceso de involución como el que sufrió Giuffra, su gestión pasó casi inadvertida. Cabe recordar que la gran meta de PPK era reducir el déficit de agua potable y alcantarillado en el país, y el responsable de llevar a cabo esa tarea fue Trujillo. Sin embargo, aparte de unos decretos legislativos con medidas interesantes que todavía no se han implementado completamente, no hubo avances significativos.

Pero ahora la situación es muy distinta. El Gobierno de Vizcarra no puede darse el lujo de más retrasos, sobre todo en las acciones que podrían tener impacto en la generación de empleo. Por tanto, el MTC tendrá un papel clave, tanto económico como político, y la responsabilidad de Trujillo será darle celeridad a la ejecución del presupuesto asignado a su cartera. Esa tendrá que ser su prioridad, aunque no podrá descuidar otras necesidades.

La primera será abandonar su perfil bajo. Si mantiene esa actitud, volverán los recuerdos de su gestión en el MVCS, algo que jugará en contra de todo el Gobierno. Tampoco podrá dejar de lado temas urgentes, como la seguridad en las carreteras, una deficiencia que sigue cobrando vidas ni la planificación de concesiones –por ejemplo, todavía no se define el esquema de la construcción del aeropuerto de Chinchero–. Esta vez no habrá lugar para postergaciones.