Redacción Gestión

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Represión. Mientras Cuba promueve la participación de empresas españolas en proyectos de inversión, Venezuela se enfrasca en pleitos con el gobierno de Mariano Rajoy y, lo que es mucho peor, endurece sus medidas represivas contra la oposición política y las empresas, que siguen siendo responsabilizadas por la escasez de productos básicos y la incontrolable inflación.

Silenciosamente, el régimen de los Castro se está desmarcando del que maneja a su antojo el heredero de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, cuyos altos funcionarios siguen cuidando su vocabulario cuando se dirigen a sus ya no tan cercanos aliados y todavía no les han llamado "traidores". Sí lo acaban de hacer con el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, tras rechazar la propuesta para que el organismo actúe como veedor en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.

Y si bien el papel de Cuba era más ideológico que económico, el panorama se ve bastante oscuro para Venezuela, pues uno de sus principales sostenes financieros, China, se encuentra sumido en sus propios problemas –incluida una crisis bursátil– y le está brindando menos atención a sus inversiones en el exterior y a sus importaciones de materias primas.

Con las inyecciones de capital chino en descenso y los menores ingresos fiscales causados por la baja del precio del petróleo, se habrían esperado reformas estructurales orientadas a ordenar el caos económico y reducir los índices de violencia delincuencial, así como la restitución de libertades políticas para revertir la mala imagen internacional de su gobierno, pero Maduro ha hecho exactamente lo contrario.

La expropiación de un centro de distribución de alimentos en Caracas, perteneciente al Grupo Polar, es el último y, a la fecha, más grave atentado contra el sector privado venezolano y podría ser el inicio de una ola de medidas opresivas. Y la negativa a la inscripción de la opositora María Corina Machado como candidata a la Asamblea Nacional, confirma que el Gobierno será quien decida quiénes podrán postular y quiénes no en las elecciones de diciembre.

Venezuela se está hundiendo y, con ella, el "socialismo del siglo XXI". Y los gobiernos de América Latina continúan mirando para otro lado.