Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

TRANSPORTE URBANO. Que el transporte requiere reformas es una verdad de Perogrullo, pero definir qué tipo de reformas y quién debe estar a cargo de ellas es el centro del dilema.

Debido a una forma equivocada de organización político-territorial, dos zonas que se entrelazan y que requieren una de la otra, como Lima y Callao, tienen autoridades independientes y han venido actuando de manera aislada en materia de transporte. Ello ha causado más de un conflicto y, lo que es peor, han mostrado poco interés en realizar un trabajo coordinado, como si estuvieran separados por un muro, lo cual solo perjudica a los habitantes de ambas zonas.

No resulta lógico que un problema tan grave, como el del transporte, esté manejado por una infinidad de instancias que, finalmente, no logran articularse de manera adecuada y provocan más inconvenientes que soluciones.

Para muestra, un par de hechos: hace unos días, los transportistas del Callao hicieron un paro que perjudicó a los pasajeros, pues los buses del Corredor Azul que va por La Marina y Javier Prado no llegan al Callao. Otro ejemplo es lo ocurrido con el Ministerio de Economía, que ha declarado la nulidad de cuatro de los siete contratos de concesión otorgados por el municipio de Lima al no cumplir con la obligación de contar con el visto bueno de este ministerio. En este caso, esta entidad ha dejado ver que el alcalde de Lima trabaja como si no tuviera que cumplir las normas.

Estos hechos ponen en evidencia, una vez más, que es indispensable contar con una autoridad única de transporte para Lima y Callao, la cual debería tener un carácter autónomo y estar conformada por un equipo netamente técnico. El ministro José Gallardo ya se ha mostrado a favor de esta posibilidad y ha declarado que en diciembre presentará el diseño de esta propuesta. Los problemas son inminentes y parece que la reforma del transporte va a pie.

Es indispensable que el Ministerio de Transportes asuma las riendas del tema y no dé más largas a lo que resulta un clamor: contar con una autoridad única que pueda tener una mirada más amplia e integral del tema del transporte y que solucione los problemas mirando el bosque y no solo el árbol.

TAGS RELACIONADOS