DESAFÍO. Se nos ha hecho una incómoda costumbre ver que el Perú no avanza en los rankings globales sobre competitividad. El último reporte Doing Business, publicado por el Banco Mundial la semana pasada, lo confirma: caímos cuatro puestos con relación al año pasado y ahora somos el número 54 (de un total de 190 países). Este documento analiza la regulación que enfrentan quienes quieren hacer empresa en el país.

Si bien se evalúan once áreas del ciclo de vida de una empresa, en esta ocasión nos concentraremos en dos que suelen ser las que mayores dolores de cabeza causan a los emprendedores: iniciar un negocio y obtener permisos de construcción. Para tener una idea de lo que se podría hacer, habría que compararnos con el país que hoy es el referente de liberalización económica en Sudamérica. Ya no es Chile sino Colombia, que continúa marcando la pauta en materia de modernización de la regulación.

El Perú retrocedió 9 puestos en la facilidad para iniciar un negocio (hasta el 103) mientras que nuestro vecino del norte avanzó nada menos que 19 (hasta el 61). Los emprendedores colombianos deben cumplir 6 trámites que en total toman 9 días para completarse; los peruanos enfrentan el mismo número de trámites, pero esperan casi el triple de tiempo (26 días). La causa de esa diferencia es que aquí la licencia municipal demora dos semanas en hacerse realidad, mientras que el reporte no registra tal requisito en el caso colombiano.Con respecto a los permisos de construcción, allá se tienen que seguir diez trámites y el proceso dura 73 días, mientras que acá hay que cumplir un 40% más de trámites y esperar casi medio año (174 días). La fuente de la demora es Sedapal, que se toma hasta 80 días entre la elaboración de un estudio de factibilidad y la instalación del servicio de agua potable.

Hay que anotar que Doing Business solo estudia el clima de negocios en Lima, aunque no podríamos ser optimistas con los procesos que enfrentan los empresarios, de parte de las pares de Sedapal, en el resto del país. Tales entidades son administradas por los municipios, que no son ejemplos de prontitud y diligencia.

Algunos ministerios acaban de eliminar infinidad de trámites, pero ese esfuerzo tiene que extenderse al resto de entidades públicas –en especial a los municipios–. En cuanto a Sedapal, alguien nos tiene que explicar por qué tanta lentitud.