Por José Miguel Raffo
Director de IASE Perú
El Perú es un país comprometido con el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia el 2030, debido a que es uno de los territorios considerados como los pulmones de la humanidad gracias a su gran zona amazónica, es un país de grandes oportunidades para cerrar brechas en igualdad de género y avanzar en prácticas anticorrupción.
Por lo señalado, el desarrollo sostenible y la implementación de políticas ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza/género) son tan importantes para crecer como Estado no solo social, sino económicamente.
La gran riqueza geográfica y la oportunidad que tenemos para mejorar sustancialmente nuestra calidad moral y ética, la diferenciación social que existe y la desigualdad entre hombres y mujeres, nos convierten en los candidatos perfectos para empezar a pensar en certificaciones anticorrupción y de desarrollo sostenible.
Tener una certificación ESG ayuda a los profesionales, las empresas y las entidades públicas y privadas a mejorar su estatus reputacional, es cierto, pero también les permiten obtener herramientas con las que podrán aumentar la eficiencia de sus resultados y reforzar su compromiso con las prácticas encaminadas a mejorar y dotar de mayor transparencia a las diferentes instituciones respecto a sus políticas medioambientales, sociales y de gobernación.
Tener la capacidad de hacer negocios de manera responsable, inclusiva, transparente y sostenible siempre redituará positivamente al promotor de estas buenas prácticas. ¿Cómo? Por un lado, le permitirá implementar correctamente una estrategia corporativa responsable y sostenible, podrá obtener un retorno de la inversión a través de una mayor rentabilidad de los fondos y un mejor planeamiento de acceso a fuentes de financiamiento, reducción en costos como energía, tratamientos de agua y residuos; el reconocimiento de las buenas prácticas profesionales, entre otros beneficios.
Dependiendo del rubro de desempeño se podrá optar por la certificación ISFS (International Sustainable Financie Specialist), si se trabaja en el sector financiero o por la ISBS (International Sustainable Business Specialist) dirigida al sector público o privado. En ambos casos, se estará contando con una certificación que simboliza la excelencia y la máxima profesionalidad en ESG y sostenibilidad en todo el mundo.
Aunque todavía tiene aún un largo camino por recorrer, consideramos que nuestro país debe apuntar a convertirse en el referente regional del desarrollo sostenible integral que permita sacarnos de la lista de los 50 países más corruptos en el mundo, según el Ranking Global de Competitividad 2019, elaborado por el World Economic Forum. Dando el salto hacia un país ético, reduciremos sustancialmente los altos costos que se destinan a prácticas de corrupción que, en nuestro país, alcanzaron en el 2019, más de 15 mil millones de soles.