Por José A. Tavera
Catedrático del Departamento de Economía de la PUCP
La reciente discusión acerca de la necesidad de contar con una ley de control de fusiones -avivada por la reciente compra de una importante cadena de farmacias que le otorgaría al grupo comprador una posición privilegiada- ha revelado pasiones ocultas y un desconocimiento superlativo de cómo los mercados operan.
Es cierto que somos uno de los pocos países que no cuenta con una ley de control previo, pero ¿eso acaso nos convierte en un país de quinta categoría como algunos de los defensores del proyecto de ley han sostenido? Creo que, a estas alturas del partido, sería muy cándido creer que con la sola existencia de la bendita ley tenemos el seguro de vida que nos protegerá contra cualquier abuso de poder de mercado que pudiera aparecer. La realidad es más compleja que la realidad virtual de nuestros indignados defensores del mercado.
Para empezar, el sustento teórico de las leyes de control previo está quebrado hace muchísimas décadas. El llamado enfoque de estructura-conducta-desempeño, que postulaba una relación causal entre una estructura de mercado no competitiva (por ejemplo, monopolio) y un abuso del poder monopólico a través de precios altos y una reducción del nivel de bienestar, no está verificado. De hecho, todos los libros de Organización Industrial hacen referencia histórica a este paradigma, y más bien, aluden al hecho que el nivel de competencia en los mercados es un fenómeno muy complejo que, en general, depende en el hecho de brindar más información, reducir los elementos de asimetría de la información, y vigilar para que no existan barreras tanto a la entrada como de salida de empresas.
En ese sentido, ¿cómo enfrentar un potencial abuso de posición de mercado con la actual legislación? Primero, hay que utilizar intensamente lo que tenemos. En este contexto, existe un elemento sumamente importante como es el observatorio de precios de medicamentos (https://observatorio.digemid.minsa.gob.pe/). El Indecopi debería realizar un análisis de la dispersión de precios con referencia a los medicamentos genéricos, y el Minsa debería realizar una tarea de monitoreo activa en las farmacias de todo el país incluyendo las de clínicas, verificando que los genéricos estén disponibles. Esta tarea debiera exigir un proceso de trabajo conjunto, entre el Minsa y el Indecopi, de intercambio de información.
Al interior del Indeco´pi, las comisiones de libre competencia, protección al consumidor y represión de la competencia desleal podrían establecer un grupo de trabajo de vigilancia en aquellos sectores de mercado, de hecho ya existen al interior de dicha entidad elementos de vigilancia de los mercados, uno de estos es la concentración, pero el hecho que las empresas estén informadas que existe seguimiento desalienta un potencial desvío de éstas de una conducta pro competitiva.
De acuerdo a la experiencia internacional, el 99% de las fusiones son aceptadas. ¿Alguien cree que en el Perú las unidades económicas que buscan fusionarse van a comportarse de manera diferente al resto del mundo? No lo creo. Además, contamos con los elementos para enfrentar los abusos que las empresas cuasi monopólicas pudieran realizar, simplemente hay que usarlos y organizarlos de manera eficiente.
En resumen, considero que fomentar la asociatividad dentro del mismo Estado es la forma más eficiente para controlar el abuso de poder de mercado que un control de estructuras. Dejar a la discrecionalidad de terceros decidir acerca de qué tamaño debería tener una unidad económica es una insensatez muy costosa, especialmente en un país-como el nuestro, en el que nuestro principal problema es el minúsculo tamaño de nuestras unidades productivas que nos impide aprovechar las ventajas de las economías de escala y ámbito.