Por Miguel CardosoEconomista jefe para España de BBVA Research
Creso, Rey de Lidia, consultó al oráculo de Delfos qué debía hacer ante el avance del ejército persa. La respuesta fue contundente: si decidía hacer avanzar a su ejército destruiría un imperio.
Independientemente del resultado final, la predicción del oráculo es magnífica ya que no permite equivocación: tanto en la victoria como en la derrota (lo que finalmente sucedió), el oráculo es vindicado, ya que no importa lo que suceda, un imperio caerá.
De acuerdo a Michael Wood, un historiador inglés, los economistas tenemos la manía de hacer de oráculos y de hablar de tal manera (la vida se nos va en ello) de no decir nada, al mismo tiempo que lo decimos todo. En honor de David Letterman, quien se jubila en 2015, y tratando de evitar navegar entre dos aguas, aquí va una lista de 10 predicciones "audaces" que probablemente se cumplan durante el siguiente año.
Predicción número uno: las exportaciones continuarán creciendo a pesar del estancamiento que se observa en el resto de Europa.
Predicción número dos: el dinamismo de la inversión en maquinaria y equipo apunta a que las empresas españolas continuarán ganando cuota de mercado en el extranjero, ayudándose en primer lugar por la debilidad del euro, por el que durante el año llegarán a pagarse (predicción número dos) en promedio menos de 1,20 dólares.
Predicción número tres: el precio del petróleo rondará los US$ 70 por barril. Ambos factores deberían de promover también un proceso de sustitución de importaciones que ayudaría a los productores domésticos, en detrimento de los externos.
Predicción número cuatro: la disponibilidad de crédito no será un problema para las empresas y las familias. Con un 23% de paro y niveles de endeudamiento elevados, existe una parte del sector privado cuya accesibilidad a la financiación se encuentra limitada. A esto se refiere la expresión "demanda solvente". Sin embargo, el proceso de desapalancamiento que se ha observado durante los últimos seis años por parte de algunos agentes, el punto de inflexión de la economía.
Predicción número cinco: la fuerte disminución que se espera en los tipos de interés en el crédito al sector privado deberían fomentar el aumento de la demanda por crédito en 2015.
Predicción número seis: Aunque el stock de crédito seguirá disminuyendo debido a las elevadas amortizaciones, los flujos de nueva financiación continuarán aumentando y apoyando el crecimiento de la demanda interna.
Predicción número siete: el crecimiento de la economía española se explicará por el aumento de la demanda interna. A pesar del incremento de las exportaciones, tanto la política monetaria (ver arriba) como la fiscal, apoyarán las decisiones de gasto de empresas y familias en España.
Predicción número ocho: en particular, las comunidades autónomas no cumplirán nuevamente con su objetivo de déficit en 2015. Armados con un aumento en las transferencias del Estado y con una disminución en los tipos de interés, los gobiernos autonómicos incrementarán el gasto en el primer semestre del año, incentivados por el final del ciclo electoral.
A lo anterior se añadirá la disminución de los tipos impositivos y algunos otros impulsos fiscales para que, por primera vez desde el inicio de la crisis, tanto la política fiscal como la monetaria se encuentren sincronizadas con la situación cíclica de la economía española.
Predicción número nueve: la economía española mostrará un desacople respecto al resto de Europa, creciendo cuando menos alrededor de un punto por encima del promedio. El impulso de todos estos factores que se han numerado arriba será mucho menor en otras economías menos dependientes de la demanda externa, de la energía o en donde las políticas llevan apoyando la demanda interna ya por un tiempo prolongado.
Predicción número diez: todo esto continuará pareciendo insuficiente. El consenso de analistas sigue esperando un crecimiento del 2% para el siguiente año que no será suficiente para reducir significativamente la tasa de paro, el déficit público o el endeudamiento externo.
Los desequilibrios que se mantienen en la economía española son tan graves y de tan elevada magnitud que requieren acciones urgentes, más allá de las que ya se han tomado. En su ausencia, la recuperación alcanzará apenas para recuperar una parte reducida del empleo perdido durante la crisis.