El régimen chavista de Venezuela ve el canje que recientemente hizo de acciones de una refinería de petróleo dominicana por bonos impagos como un posible modelo para futuros acuerdos, mientras busca reparar los lazos con los acreedores, dijeron cuatro personas familiarizadas con la operación.
Los canjes de deuda por acciones, que son comunes en los procedimientos de quiebra corporativa y han sido empleados por otros países latinoamericanos que salieron de un default en el pasado, serían parte de una solución para que Venezuela, rica en petróleo pero golpeada por la crisis, reduzca sus US$ 160,000 millones en deuda, agregaron las fuentes que pidieron no ser identificadas.
Pero los canjes, especialmente por activos de mayor valor dentro de Venezuela, enfrentan muchos obstáculos.
Las sanciones de Estados Unidos, destinadas a sacar del poder al ilegítimo presidente Nicolás Maduro, complican los tratos con el gobierno. Los activos estatales no están buen estado tras años de desinversión y mala gestión, y un legado de expropiaciones y controles de precios y de tipo de cambio han puesto nerviosos a los inversores.
En el acuerdo de la semana pasada, PDVSA vendió su participación de 49% en la refinería Refidomsa a una empresa dominicana a cambio de bonos. Luego, esa compañía vendió las acciones al gobierno dominicano, que ya poseía el otro 51% de la empresa, por 74 millones de euros (US$ 88 millones).
La compañía canjeó bonos venezolanos por un valor nominal de US$ 360.9 millones como parte del acuerdo, afirmó el ministro de Finanzas dominicano, Jochi Vicente, en un comunicado. Eso significa que los bonos estaban valorados en alrededor de 24 centavos por dólar a los efectos del acuerdo.
Una de las fuentes señaló que la operación muestra una alternativa para los acreedores que buscan activos de Venezuela en varias jurisdicciones en compensación por las deudas, en un momento en que las sanciones complican las conversaciones para una reestructuración integral.
“Piensa en ello como un rompehielos”, señaló otro de los consultados, conocedor del trato y quien habló bajo condición de anonimato, y agregó que Venezuela esperaba demostrar que tenía “capacidad de ejecución” para tales arreglos y se tomaba en serio su realización.
El Ministerio de Información de Venezuela no respondió a una solicitud de comentarios.
La medida se toma cuando Maduro busca inversiones del sector privado para impulsar la economía tras un colapso prolongado, rompiendo con la política de mayor participación estatal promovida por su predecesor, el fallecido Hugo Chávez.
Los aliados de Maduro han dicho que el cambio es una respuesta a las sanciones de Estados Unidos, y está avalado por una ley “antibloqueo” destinada a facilitar las inversiones.
“Tienen la intención de demostrar que son amigables con el mercado y dicen que sí, quiero pagar la deuda: estoy bien para eso”, dijo Guillermo Guerrero, estratega senior de renta fija de EMFI, una firma de servicios financieros con sede en Londres.
Venezuela todavía tiene participaciones en empresas que incluyen una refinería de petróleo sueca, una planta de aluminio costarricense, un banco uruguayo, inmuebles, entre otros bienes. Uno de sus activos en el extranjero, y joya de la corona, es la refinería estadounidense Citgo Petroleum Corp, que está controlada por la oposición venezolana y actualmente está protegida contra la incautación o venta por parte de Washington.
En total, Venezuela tiene cerca de US$ 6,000 millones en activos en el extranjero que podrían usarse para canjes de deuda por acciones, agregó Guerrero, pero que están lejos de ser una panacea para un país que debe decenas miles de millones de dólares a sus acreedores.
Pero si Venezuela o PDVSA recompran bonos a través de permutas de activos con un descuento al valor nominal de los bonos, la caída en la deuda pendiente resultante de las transacciones podría exceder el valor de los activos como fue el caso de Refidomsa. La mayoría de los bonos soberanos valen alrededor de 10% de su valor nominal y los bonos de PDVSA se cotizan en un 5% del valor nominal.
Más importante que el precio de ese trato es el mensaje que envía, dijo una de las personas. La voluntad de Venezuela de intercambiar activos estatales por alivio de la deuda podría atraer inversores a la nación de la OPEP, donde PDVSA controla algunas de las reservas de crudo más grandes del mundo.