(Foto: Reuters)
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Creo que todos podemos estar de acuerdo en que, salvo que exista una guerra o se adopte alguna estrategia deliberada, una caída del 14% en la producción de petróleo de un país en el espacio de un año no es algo bueno. Peor aún, sin embargo, es una caída del 29%.

Estas dos realidades, ambas indeseables, se presentaron para Venezuela en el último informe mensual de la OPEP, publicado el jueves.

El club de exportadores de petróleo publica dos series de cifras de producción para cada miembro: lo que los propios países informan y una cifra de consenso de fuentes secundarias.

En el caso de Venezuela, algo muy interesante sucedió en diciembre. Si bien las fuentes secundarias estimaron una caída de 82.000 barriles por día en la producción del país, Caracas dijo que era de 216.000 barriles por día.

Este gráfico que muestra las variaciones mes a mes en la producción de Venezuela en el último año a partir de las dos series de cifras, muestra lo extraño que es:

Las cifras independientes muestran que la producción disminuyó en 276,000 barriles por día entre diciembre de 2016 y diciembre de 2017 (esa es la caída del 14%). Las cifras oficiales muestran un asombroso colapso de 649,000, lo que equivale aproximadamente a perder toda la producción de Argentina.

En declaraciones realizadas el miércoles en las oficinas de Bloomberg en Nueva York, Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, calificó la caída de la producción petrolera de Venezuela como el descenso no planificado más grande de la historia.

Que la producción de petróleo de Venezuela está cayendo no está en duda. Vale la pena señalar que si bien la discrepancia de diciembre se destaca, la disminución de 2017 en las cifras oficiales superó la caída en los números secundarios sobre una base acumulativa en abril.

Notablemente, sin embargo, la salvaje caída de diciembre llevó por primera vez el nivel oficial de producción por debajo de la estimación secundaria, a 1.62 millones de barriles por día versus 1.75 millones, respectivamente.

El momento hace que esto sea interesante. A fines de noviembre, el general de brigada Manuel Quevedo fue designado repentinamente ministro de Energía y Petróleo además de presidente de estatal Petróleos de Venezuela.

Este endurecimiento del control gubernamental sobre la industria vital del país, junto con una purga, trae malos recuerdos de medidas similares impuestas por del expresidente Hugo Chávez que en definitiva derivaron en huelgas y una pérdida de gran parte de la experiencia técnica de PdVSA; la producción disminuyó en alrededor de 300.000 barriles diarios entre 2001 y 2003.

Igualmente, sin embargo, los nuevos líderes que heredan malas situaciones tienen un incentivo para mostrar los aspectos más malos de las cifras con la esperanza de quedarse con el mérito de la estabilización posterior.

Francisco Monaldi, profesor invitado de política energética latinoamericana del Instituto Baker de la Universidad de Rice, dice que Quevedo apareció en televisión el domingo afirmando que la producción había caído a 1.5 millones de barriles por día, pero que ya se estaba recuperando a casi 1.9 millones.

Monaldi agrega que todavía escucha que el colapso es "enorme", pero también sospecha que las cifras de enero podrían mostrar una ligera mejoría, especialmente ya que Baker Hughes informó un aumento en el número de plataformas que operaron ese mes, un incremento desde las 40 a 50.

Como ocurre muy a menudo, la verdad probablemente se encuentre en algún lugar entre esas dos cifras que publicó la OPEP. Lo que está claro es que, como escribí aquí, el sufrimiento de Venezuela ayuda a sus socios en sus esfuerzos por sacar oferta del mercado.

Tomando el punto medio de las dos cifras y comparándolo con los recortes de suministro acordados a fines de 2016, el nivel de cumplimiento de Venezuela ahora está por encima del 400%. Considerando los comodines de Libia y Nigeria, el recorte neto de la OPEP versus el acuerdo de referencia se mantuvo en alrededor de 910.000 barriles por día en diciembre.

Venezuela correspondió a cuatro de cada diez barriles. El alza de los precios del petróleo debe algo al crecimiento económico, las medidas de la OPEP y su celo especulativo. Cada vez más, se apoya también en la completa miseria de este rincón del mundo.