Es como el premio y el castigo. Después de que el Congreso Nacional del Pueblo derogó los límites al mandato presidencial, lo que permite a gobernar más allá del 2023, el líder chino de 64 años está entregando algunas recompensas.

Dos anuncios importantes en las últimas 24 horas muestran que el ritmo de la reforma financiera se está acelerando. Como informó Bloomberg News en enero, China fusionará sus organismos reguladores de banca y seguros. Al mismo tiempo, la venta de acciones por US$ 15,800 millones por parte de Banco Agrícola de China Ltd. es una señal de que el proceso de apuntalamiento de los balances de las entidades crediticias estatales está en marcha.

El Banco Popular de es el mayor ganador con la fusión, que tiene como objetivo evitar el arbitraje normativo: explotar los vacíos legales en el sistema para evitar restricciones no deseadas. Las funciones que previamente realizaban los dos reguladores, como la elaboración de normas y la fiscalización prudencial, ahora serán manejadas por el banco central.

Como he indicado, la combinación en realidad equivale a una absorción hostil de la industria de seguros. Más que riesgo político, la creciente deuda de las empresas de propiedad estatal y de los gobiernos locales es la principal preocupación que ha frenado a los inversionistas globales para apostarlo todo a China.

Pekín está preocupada de que el desapalancamiento provoque una liquidación de bonos. Después de que en octubre pasado el congreso del partido estableciera la reducción de deuda como prioridad normativa, el rendimiento del bono del gobierno a 10 años superó brevemente el 4% por primera vez desde el 2014.

Entonces aquí entra la industria de seguros -que cuenta con abundantes recursos financieros- para ayudar con una reducción ordenada de la enorme deuda corporativa de China. Las carteras de inversión de rápido crecimiento de la industria ahora ascienden al 15% del PBI.

Solo el 35% de las posiciones está en bonos, según datos de la Comisión Reguladora de Seguros de China. En otras palabras, si alguna vez ocurre una venta masiva de bonos, ya sea provocada por vehículos de financiación del gobierno local que retiran la deuda o por el nerviosismo global, el Banco Popular de China puede reunir a las compañías de seguros para que realicen su servicio nacional de compra de bonos.

Dado que el rendimiento a 10 años se ha estabilizado en torno al 3.85% después de la oscilación de noviembre, ese panorama debería tranquilizar a los inversores globales.

Mientras tanto, el Banco Agrícola de China dijo que pretende recaudar hasta 100,000 millones de yuanes (US$ 15,800 millones) en lo que sería la mayor oferta de acciones sucesiva de una empresa china. La entidad venderá acciones a siete entidades vinculadas al estado, entre ellas Central Huijin Investment Ltd. y el Ministerio de Finanzas, que ya son los principales accionistas del tercer prestamista más grande de China.

La venta mata dos pájaros de un tiro. Primero, el Banco Agrícola de China tiene el colchón de capital más débil de los cuatro grandes prestamistas (los otros son Industrial & Commercial Bank of China Ltd., Bank of China Ltd. y China Construction Bank Corp.) por lo que la inyección de efectivo subraya la determinación del gobierno de mantener a salvo al sistema bancario.

En segundo lugar, la colocación privada alivia las preocupaciones del mercado de que los bancos chinos recurrirán al mercado público para obtener capital, una opción que aumentaría la oferta y ejercería presión sobre los precios de sus acciones. Las acciones del Banco Agrícola de China que se cotizan en Hong Kong subieron un 5.1% durante la pausa del mediodía, la mayor alza en un mes.

El índice de referencia MSCI China Index se ha recuperado bien desde el desplome del mercado mundial de principios de febrero, con un avance de alrededor del 9% este año. Aún así, las acciones chinas podrían subir mucho más si disminuyen las preocupaciones sobre los riesgos financieros. Después de todo, los bancos representan alrededor del 15% del índice y siguen siendo baratos, con una cotización promedio de valor libro.

Entonces, ¿dónde está el castigo? China podría estar transando una ganancia a corto plazo por una aflicción a largo plazo, como señaló Gadfly anteriormente. Lejos de los mercados financieros, los miles de millones detrás de la Gran Muralla China podrían ver su libertad de expresión aún más coartada.

Pero siempre y cuando los espíritus alcistas estén en ascenso, los inversores en el exterior no tienen motivos para no entusiasmarse.

Por Shuli Ren

Esta columna no refleja necesariamente la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.