El documental “Los sin derechos”, “una denuncia irrebatible” contra el régimen cubano protagonizada por una veintena de opositores, incluida una activista sometida a un simulacro de fusilamiento, se estrena en Miami con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos.
Dirigido y editado por el cineasta Daniel Urdanivia, “Los sin derechos” entrelaza imágenes de archivo como los fusilamientos en los primeros años de la denominada Revolución Cubana con testimonios desde distintos planos temporales.
El primero en aparecer es Ricardo Bofill, fundador en 1976 del Comité Cubano Pro Derechos Humanos (Ccpdh), fallecido en Miami en el 2019.
“En muchos países se violan los derechos humanos, la diferencia con Cuba es que (..) se lleva a cabo desde un ángulo institucional; forma parte de las leyes”, comienza diciendo Bofill en el filme.
A Bofill le siguen una veintena de escritores, periodistas y expresos políticos que ofrecen su testimonio de por qué fueron llevados a prisión y cómo los trataron sus carceleros.
Una de ellas es Annete Escandón, internada en un hospital psiquiátrico donde según narra le daban electrochoques “en una herida de cesárea casi abierta”.
“Era necesario recoger de una manera gráfica testimonios de personas que han padecido la violación de sus derechos ciudadanos”, dice a Efe el productor del documental, Pedro Corzo, fundador en 1999 del Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo.
“Son representantes de diferentes extracciones sociales y diferentes generaciones, no tanto biológicas como políticas”, amplía Corzo, también periodista.
“Recordando a Ricardo Bofill”
La presentación de “Los sin derechos”, de más de una hora de duración, y con algunas imágenes grabadas incluso con teléfonos móviles, será este jueves, la víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos, durante el evento “Recordando a Ricardo Bofill”,
Se trata de uno de los 15 documentales realizados por el instituto.
Para Corzo, de 78 años y quien estuvo “ocho años preso por atentar contra la seguridad del estado” cubano, Bofill “le dio contexto y concepto a una realidad que es la violación de los derechos humanos en Cuba”.
“Él fue capaz de sintetizar esa idea y de divulgarla”, afirma sobre el disidente a quien Amnistía Internacional adoptó como preso de conciencia en 1985.
En una carta abierta escrita en 1986, Bofill dijo: “No tenemos nada que ver con la CIA. No participamos en actos violentos. No tenemos otra arma que la palabra. Y la vamos a usar mientras nos quede un soplo de vida”.
Simulacros de fusilamientos, la “técnica” más cruel
Para Corzo, el testimonio más fuerte, por la crueldad que encierra, es el de Gloria Argudín, “mujer muy valiente, ya mayor”, que sufrió un simulacro de fusilamiento.
“Conocí a un señor al que le hicieron ocho simulacros de fusilamiento, y él decía que era una de las experiencias más crueles que se pueda tener”, comenta el productor.
“Cerca del amanecer me sacaron descalza. Me pusieron delante del hueco, con una metralleta me apuntaron y me dijeron: ‘si no hablas te matamos’. Yo les dije: mátenme, parece mentira que ustedes hayan nacido de una mujer”, narra a cámara Argudín.
“Ella, que esperamos asista a la proyección, es “una de las primeras mujeres que se alzó en armas contra la dictadura de los Castro en el Escambray (montañas del centro de la isla)”, indica el productor.
“El primer tipo de censura fue el miedo”
José Ignacio (Pepín) Rivero, que fue director del expropiado Diario de la Marina, narra cómo los rebeldes “rompieron los cilindros de cobre que se iban a poner en las máquinas de fotograbado”.
“El primer tipo de censura fue el miedo: decirle horrores a quien opinaran en contra de la revolución”, comenta Rivero, ya fallecido en el exilio.
Rolando Cartaya, ex periodista de Juventud Rebelde, el diario fundado por Fidel Castro en 1965, dice a Efe que el documental “cobra renovada vigencia en estos días”.
“El Gobierno cubano, desacreditado por la represión violenta del 11-J, vuelve a lanzar turbas organizadas por la policía política contra esta generación de jóvenes que se ríen en su cara”, comenta Cartaya, quien “pagó” dos años de cárcel por denunciar los “actos de repudio” organizados por el Estado en 1980.
“Escribí una carta denunciando los rasgos de fascismo de aquel momento. Un traidor la entregó. Me citaron al periódico y de allí me llevaron al Parque Central de La Habana donde colegas y amigos me colgaron un cartel y me golpearon”, recuerda desde Miami Cartaya, otro de los entrevistados en el documental.
Según un informe de Prisioners Defenders divulgado el pasado martes, 805 presos y condenados políticos en Cuba han engrosado su lista en los últimos 12 meses.
La ONG con sede España ha podido constatar que 562 casos pertenecen a la represión relacionada con el 11J en Cuba.
Corzo, que ha producido otros documentales históricos como “Zapata vive” y “Boitel, muriendo a plazos”, insistió en que “la memoria histórica no se trabaja con reliquias ni con las historias de terceros, sino con las vivencias directas de las personas”.