Los alrededores del estadio de Ekaterimburgo están cercados. (Foto: Reuters)
Los alrededores del estadio de Ekaterimburgo están cercados. (Foto: Reuters)

Por Natalia Shurmina

Durante un frío día de invierno en febrero, a los residentes de un bloque de apartamentos en la ciudad de Ekaterimburgo, una de las sedes del Mundial, se les cortó abruptamente el camino de acceso principal a su edificio, así como la posibilidad de ir al patio delantero y los estacionamientos del edificio.

Una cerca de seguridad de metal ahora los separa del estadio que albergará cuatro partidos durante el Mundial. La barrera de tres metros de alto, que es controlada por cámaras de seguridad, se extiende a lo largo de varios bloques y permanecerá hasta agosto, aunque el torneo termina el 15 de julio.

La policía advirtió a los habitantes del complejo que no utilicen sus balcones o permanezcan cerca de sus ventanas los días de partido, para no ser confundidos con atacantes y recibir disparos de francotiradores de la fuerza.

Los residentes del número 27 de la calle Krylova, un edificio de color marrón de 12 plantas con techo rojo, viven tan cerca del estadio que pueden ver a los hinchas en las gradas desde sus ventanas en los días de partido.

"Ahora vivimos en un zoológico, detrás de una cerca", dijo Elena Mormol, quien sostuvo que ya no puede llevar a su hijo con capacidades diferentes al hospital porque no puede usar la estrecha franja de pavimento que las autoridades han dejado para acceder al complejo desde la calle.

Las amplias medidas de seguridad no solo han creado problemas en Ekaterimburgo. Los residentes de otras ciudades anfitrionas dicen que las precauciones son desproporcionadamente perturbadoras y no toman en cuenta los intereses de los vecinos.

"Al final, resulta que todo lo que se está haciendo no es para la gente o los hinchas. Es para que los funcionarios puedan informar sobre el trabajo que supuestamente se llevó a cabo", dijo Yevgeny Chernov en la tienda de deportes que maneja en el mismo edificio que ha quedado cercado. "No se nos consultó sobre nada de lo que se ha hecho", agregó.

Chernov sostuvo que sus ingresos se han reducido a más de la mitad porque la valla impide que los clientes accedan a la tienda. Nadie entró a comprar mientras estaba siendo entrevistado.

El Ministerio del Interior en Moscú, su rama en la región de Sverdlovsk -donde se encuentra Ekaterimburgo-, y el comité organizador de la Copa Mundial no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios sobre la situación.

Seguridad especial

Al igual que las otras 10 ciudades anfitrionas, Ekaterimburgo -una urbe de casi 1.5 millones de habitantes a unos 1,500 kilómetros al este de Moscú- está sujeta a un régimen especial de seguridad. Las autoridades sostienen que esto es para garantizar la tranquilidad de los espectadores y reducir el riesgo de un ataque. Cualquier inconveniente es temporal, dicen.

Las autoridades han prohibido el uso de drones durante el torneo, endurecieron las reglas sobre protestas manifestaciones, y suspendieron la venta de pistolas personales y rifles durante la competencia.

El dueño de un bar en el edificio vallado de Ekaterimburgo dijo que los negocios han caído debido a la barrera. En tanto, personal de una agencia de viajes cercana sostuvo que las autoridades habían intentado convencerlos de que no atiendan los días de partido.

"No cerraremos, somos una agencia de viajes y es temporada alta para nosotros. ¿Quién nos compensará (por las pérdidas)?", sostuvo la agente de viajes Tatyana Strakhina.

Los residentes de un edificio de 52 apartamentos en el perímetro de seguridad cerca del estadio de Ekaterimburgo necesitarán pases especiales para usar sus automóviles en los días de partido. Cualquiera que trabaje pero no viva en la zona deberá utilizar el transporte público.

Pero no todos están descontentos con la seguridad adicional.

"Ahora hay mucho más orden, las cosas se han vuelto más pacíficas", dijo Yulia Nikolaeva, cuya hija vive en el edificio de apartamentos cercado. "Antes, los hinchas solían vagar por aquí, rompían botellas y hacían sus necesidades en las calles aledañas", agregó.

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